Macellari desarrolla en Papaya Salad un canto al vitalismo, a ver la parte buena de la vida, como hizo su tío Sompong, decidido a ver el mundo y hacerse militar para seguir su sueño, a pesar de la oposición familiar. Y a pesar de los tiempos tan difíciles que le tocó vivir, Sompong rememora el mayor conflicto bélico del siglo XX desde la extrañeza. Una historia que Macellari llena de delicadeza y la acompaña con un estilo de dibujo sencillo, que recuerda a la ilustración infantil y en el que el color, de tonos pastel, siempre cálidos, juega un gran papel. Un color que recuerda lo exótico de Tailandia y sus manjares. Una presencia importante en el tebeo, como ya anuncia el propio título. Leyendo Papaya Salad uno se ve transportado a una Tailanda poco conocida, la de los años 20 y 30 del siglo XX, pero también a una visión diferente de la Europa de la Segunda Guerra Mundial, que contrapone el sinsentido de la guerra a la bondad de la gente.

En un viaje a Tailandia para visitar a la familia, Elisa Macellari (Peruggia, Italia) conoció a su tío-abuelo Sompong y su curiosa historia. Rememorando su relato oral y apoyada por los diarios del propio Sompong, Macellari recrea su peculiar periplo en Papaya Salad; desde su infancia en un pequeño pueblo del norte de Tailandia, pasando por sus estudios en Bangkok y su viaje a Europa como agregado militar de la diplomacia Tailandesa durante la Segunda Guerra Mundial. Allí visitará Italia, Alemania, será apresado como prisionero de guerra, y su periplo seguirá hacia Austria y los Estados Unidos para poder, finalmente libre, regresar a Tailandia. Por el camino mantendrá el optimismo, el vitalismo y conocerá al amor de su vida.

No es de extrañar que la vida de Sompong sea inspiradora, y haya sido la fuente para la primera obra larga de Macellari, que anteriormente había hecho alguna historieta corta para revistas como Linus, cabecera veteranísima que vive una nueva etapa dorada bajo la batuta de Igort. Papaya Salad es otra muestra del interesante panorama de jóvenes autores italianos que actualmente están creando novela gráfica en el país transalpino. Autores que parece van a centrar la línea de la joven Liana Editorial, que está trayendo una interesante selección de obras del país vecino. Y con una edición más que cuidada, que sigue la original de Bao, respetando el verde de la portada con un sutil tacto, y las tripas de color naranja que hacen recordar a la papaya del título. Toda un experiencia que transmite delicadeza e ilusión para afrontar tiempos difíciles, lo que no está nada mal recordar en estos tiempos que corren.