Los 13 mejores integrales y reediciones de 2020

Las maravillas de este tebeo pasan por el revolucionario trato del color en un contexto puramente ‘noir’. ¿a quién se le ocurriría pasar de vueltas el technicolor para abordar las peripecias de un detective privado?…pero es que estamos hablando de una historieta que Gallardo parió en pleno desmadre pre-olímpico: Si Mariscal logró encumbrar a los más alto de la cima de la mundialización una de sus creaciones, el perrito Cobi ¿no podía hacer lo propio Gallardo poniendo patas arribas el universo de Marlowe, Tracy o Mike Hammer? …se para uno a pensar y no da crédito de lo que dio de si esa época: El Torpedo de Bernet, el Peter Punk de Max….y of course Perro Nick. (Leer toda la reseña)

 

Mono de Trapo nos ha maravillado con su mezcla de literatura de aventuras, humor surrealista, diálogos decimonónicos y una gran dosis de locura, unidas a una preciosa edición que no podemos más que aplaudir. A veces divertido, otras terrorífico, pero siempre emocionante. Uno de esos cómics para releer, compartir y regalar, de los que crean adeptos y nos recuerdan por qué queremos tanto los tebeos. Una maravilla que merece un sitio de honor en nuestras estanterías. (Leer reseña completa)

Norma edita en castellano el ‘intégrale’ de coleccionista que en su día publicó Casteman (en su caso con tirada limitada de 2000 ejemplates). En este fastuoso tomo -que toma prestados para el diseño los colores de los ‘polar’ que suelen utilizar las ediciones de bolsillo (negro y amarilla)- se reunen aquí las 4 primeras aventuras del detective Nestor Burma. Malet el autor de los libros originales dio total consentimiento a Tardi quién a través de su espectacular dibujo (nadie dibuja París como Tardi) realizó una de las mejores adaptaciones literarias al cómic que jamás se han hecho.

Sangriento e impredecible, repleto de humor negrísimo, descuartizamientos, matanzas y sexo explícito y gozoso, resulta a la postre sumamente hipnótico. Es imposible apartar la mirada de unas historietas que se enlazan como una ristra de longanizas, por lo de la carne y las tripas. El uso de los colores básicos, el dibujo aparentemente sencillo y la propia naturaleza de los personajes (simpáticos animalillos antropomórficos) le aportan una falsa simplicidad que se da de bruces con la realidad de un desmelenado catálogo de infinitas formas de asesinar al prójimo.La edición de Fulgencio Pimentel recoge, por primera vez en España, los tres álbumes originales publicados entre 1982 y 1992, acumulando un centenar y medio de páginas que supuran odio, rencor y mucha mala leche. (Leer toda la reseña)

En una decisión acertadísima, y aplicando un criterio que demuestra su conocimiento del material con el que están trabajando, la editorial Dolmen ha decidido retomar la nueva andadura de Dick Tracy en castellano a partir de las entregas publicadas a finales de 1943, coincidiendo con la presentación de Flattop, uno de los villanos más reconocibles de una serie que se caracterizó, entre muchos otros componentes, por su admirable galería de antagonistas.

Los devotos de Corto estamos de enhorabuena desde que Norma decidió recuperar hace unos años en una nueva colección todas sus aventuras, en dos versiones: álbum gran formato en blanco y negro y álbum color. En Las Célticas se reúnen seis aventuras que tienen como trasfondo la Gran Guerra. En el presente volumen se ha respetado el orden cronológico de la serie celta tal y como la concibió en su día Hugo Pratt. Un volumen donde el dibujo de Pratt (en su edición blanco y negro se aprecia con mucho detalle) está a la altura de la mejor literatura de viajes y aventuras. Al margen de las virtudes narrativas y gráficas, Las Célticas es una excelente manera de entrar en el universo de Corto Maltés.

Rescatado de un olvido inmerecido, Marshal Law resurge en una exquisita reedición que incluye todos y cada uno de los números de la miniserie original (en su edición americana) así como material extra y un epílogo a cargo del propio Pat Mills (Judge Dredd) . Este salvaje super soldado (cruce bizarro entre Judge Dredd y un soldado sadomaso) es una auténtico hito en la historia del cómic irreverente y desfasado. Mucho antes que The Boys dinamitaran el universo superheroico, Marshal Law se había despachado a gusto: svastikas con fondo de barras y estrellas, musculaturas desproporcionadas, ultraviolencia y peinados a lo Cowboy Henk…salvaje pero indispensable.

Galardonada en dos ocasiones en el Festival de la BD de Angoulême como mejor serie, Érase una vez en Francia pone el enfoque en uno de los capítulos más oscuros de la historia contemporánea francesa: el colaboracionismo durante la Segunda Guerra Mundial. El enfoque narrativo escogido por Fabien Nury y Sylvain Vallée apela directamente al Érase una vez en América de Sergio Leone (clara referencia en el título) y también al Padrino de Ford Coppola con la excepción de que aquí el personaje de la historia se basa en la biografía de un personaje real Joseph Joanovici.

Todo en Estela Plateada respira Slott y Allred & Allred a pleno pulmón. Y así la colección se ha convertido en un Coloso digno del voluminoso Omnibus. Mike Allred hace de cada página una fiesta en una obra que nos evoca de igual manera a Lee/Kirby, al Doctor Who, al primer Moebius (eh, hay homenaje muy explícito), a Daniel Clowes e incluso al suave swing, paso a paso, con el que Alan Moore y Stephen R. Bissette consiguieron plasmar en La Cosa del Pantano una de las más sólidas historias de amor-verité de los tebeos de pijamas (y plantas, para el caso). (Leer toda la reseña)

Astiberri reunía este año en un tomo de cerca de 600 páginas la obra total de Jason Lutes. 22 años de trabajo dedicados a retrazar la historia de la ciudad de Berlin durante las dos guerras, desde su esplendor hasta la devastación. Explicar casi un siglo a través de la mirada urbana y desde una perspectiva dickensiana, un envite que el autor superó con creces.

Las aventuras de Mortadelo y Filemón han sido editadas miles de veces y en todos los formatos imaginables. El prodigio de esta reside en por un lado en el formato (volumen estilo álbum BD un pelín mas corto) y el trato del color. Si bien la colección arrancó con la mítica historia larga El Sulfato Atómico es en este Chapeau el esmirriau donde más y mejor brilla el talento de Francisco Ibañez, que se aleja aquí de la alargada sombra de Franquin (tan marcadamente presente en el Sulfato Atómico, perdón por el eufemismo) para construir uno de sus mejores villanos (el susodicho Chapeau) al tiempo que el humor gráfico (la ristra de tortazos es impresionante) y los diálogos figuran entre los mejores de toda su extensa producción.

Cronológicamente, los argumentos se mueven entre la inmediata posguerra de un país derrotado y ocupado, y el brillo de la espectacular recuperación económica posterior, por debajo de la que existía toda una realidad mucho más oscura y cruel. Una crónica, pues, desalentadora y triste repleta de perdedores por los cuatro costados. (Leer toda la reseña)