Es cierto que cada vez quedan menos autores extranjeros inéditos en España, pero siguen existiendo ciertos nombres, sobre todo en el ámbito del cómic independiente, que a pesar de ser grandes figuras en su país de origen no han tenido todavía una edición de sus obras a la altura en nuestro idioma. Tony Millionaire (Boston, 1956) era, hasta hoy, uno de esos autores.

Si bien ha habido intentos anteriores de recuperar su obra, no es hasta ahora que una editorial se ha atrevido a publicar la antología de una de sus obras más emblemáticas, este Sock Monkey o Mono de Trapo.


Mono de Trapo
nos sitúa en una casa de aspecto victoriano donde los juguetes tienen vida propia. No solo hablan, sino que tienen una habilidad especial para meterse en líos y verse envueltos, casi sin quererlo, en todo tipo de aventuras. Los protagonistas son Tío Gabby (el mono de trapo del título) y su compañero de correrías, un pájaro de peluche llamado Don Cuervo. A lo largo y ancho de los distintos capítulos de la obra acompañaremos a los dos personajes en sus aventuras, desde enredos dentro de casa hasta aventuras en alta mar, terroríficos ataques de hormigas, trifulcas con monas robóticas o profundas reflexiones acerca de la vida y nuestro paso por ella.

 

En Mono de Trapo nos encontramos elementos y personajes comunes que se mantienen entre historias, pero otros cambian de una a otra. Incluso sus personalidades sufren ciertos cambios, así como el estilo de dibujo, adaptado cada vez al tipo de historia que nos está contando Millionaire: páginas a plumilla, lápiz directo, línea fina a todo color… A Millionaire no le interesa especialmente mantener una continuidad férrea entre historias, sino que los personajes tienen cierto margen de cambio según lo que sus aventuras necesitan. De hecho, al principio de cada capítulo parecen vivir en casas y barrios distintos. Todas las historias se suceden en un mismo mundo, pero este se amolda a las necesidades del autor.

 

Es como si los personajes fueran unos recipientes que van rellenándose según los requerimientos de la historia. Son, al fin y al cabo, juguetes sin vida que adquieren determinados rasgos según la aventura que van a vivir. Tony Millionaire juega con sus personajes como un niño juega con sus juguetes: abre el baúl, elige sus juguetes predilectos y los envía a vivir las grandes aventuras que pasan por su cabeza. Hoy son marineros, mañana cazadores y pasado poetas.

Lejos de lastrar las historias, este factor de imprevisibilidad es uno de los puntos fuertes de Mono de Trapo, donde las historias mandan y cada aventura es distinta a la anterior, aportando nuevos matices a unos personajes que van descubriéndonos nuevas caras a medida que el autor se permite explorar y jugar con ellos.

 

En el apartado visual, el dibujo de Millionaire se mueve entre el grabado y la ilustración de la literatura infantil clásica. La capacidad de Millionaire de dotar de personalidad a personajes prácticamente inexpresivos a través del movimiento y la composición es una delicia. Estamos ante un dibujante excepcional que es capaz de plasmar en la página cualquier cosa que pase por su cabeza, con una mezcla de realismo e imágenes surrealistas realmente brillante, adaptando su estilo a lo que le pide la historia en cada momento.

 

Esta antología se mueve continuamente entre la aventura para todos los públicos y las historias con un aire más adulto, introspectivas o con elementos directamente aterradores. El autor juega con el lenguaje y las mecánicas de la literatura infantil de aventuras pero los lleva más allá, hasta terrenos más adultos, creando un choque evidente entre forma y fondo que da a la obra un sabor  verdaderamente único.

 

Las historias de Mono de Trapo no podían venir en un envoltorio mejor: la edición de Ediciones Barrett es una auténtica preciosidad. Gran tamaño, tapa dura, título en una faja independiente, papel de gran calidad, una rotulación de los textos maravillosa y una exquisita traducción de Esther Cruz Santaella, que adapta brillantemente los diálogos y las voces, en ocasiones rimbombantes, otras directamente surrealistas, de los personajes, además de añadir utilísimas notas al margen que nos permiten entender mejor el mundo que Tony Millionaire nos quiere mostrar. Una edición que transmite mimo y cariño por el material editado, y que se transmite al tenerlo entre las manos.

Mono de Trapo nos ha maravillado con su mezcla de literatura de aventuras, humor surrealista, diálogos decimonónicos y una gran dosis de locura, unidas a una preciosa edición que no podemos más que aplaudir. A veces divertido, otras terrorífico, pero siempre emocionante. Uno de esos cómics para releer, compartir y regalar, de los que crean adeptos y nos recuerdan por qué queremos tanto los tebeos. Una maravilla que merece un sitio de honor en nuestras estanterías.