Dicen que no puedes ser lo que no puedes ver. Y es cierto. Muchas veces, aunque sepamos que nos pasa algo, no podemos identificarlo bien hasta que lo vemos desde fuera. Es reconfortante ver a otra persona en tu misma situación saliendo adelante, todas esas experiencias ajenas ayudan a que mejoremos. Por eso es tan importante una buena representación en la ficción.
La sexualidad, en particular, es una de las más descuidadas. Si el sexo en sí es aún un tabú tratado de forma inmadura, la atracción no heterosexual sale aún peor parada y siempre acaba oculta o castigada. De este modo las personas queer acaban siendo un chiste, una caricatura o sufren un destino trágico. Al acostumbrarnos a estos mensajes, toda esa violencia permea en los espectadores, que, muchas veces, la acaban reproduciendo aunque sea en su propio perjuicio.
Este es el caso de Tasuku, un adolescente al que sus compañeros de clase acosan tras descubrir material porno gay en su teléfono. Asustado, Tasuku enseguida adopta un lenguaje homófobo, ser gay es algo malo, ¿cómo iba a serlo él? A pesar de más o menos engañar a sus compañeros, sabe que es algo que no podrá ocultar para siempre e intenta suicidarse. Digo intenta porque en ese momento ve a una mujer saltar al vacío y va buscarla para ayudarla. Así acaba en El Consultorio, un lugar en el que se reúnen varias personas que, al igual que Tasuku, no se adhieren a la cishetero norma.

A pesar de que se hayan hecho muchas obras sobre lo mala que es la homofobia, siempre se ofrece una visión pesimista y dramática, más hecha para una perspectiva heterosexual. La magia de Sombras sobre Shimanami es que tiene un mensaje de esperanza: en pocas páginas Tasuku encuentra una comunidad que le acepta y le ayuda, y aunque pasen cosas malas, al final del día hay un mensaje optimista y positivo.

El dibujo es igual de delicado de la narrativa de este manga. Con unas composiciones típicas del slice of life, Sombras sobre Shimanami sabe mantener un ritmo pausado rompiéndolo en ciertos momentos puntuales para que, por contraste, resulten más espectaculares. Yuhki Kamatani (Hiroshima, Japón, 22 de junio de 1983) destaca a la hora de crear metáforas visuales con las que plasmar mejor los sentimientos de los personajes (algo que se puede ver previamente en otras obras como Shonen Note).
Sombras sobre Shimanami es un manga agridulce, pero sabe tocar las teclas justas para que el lector se pueda identificar con las vivencias de Tasuku. Porque muchas veces no necesitamos saber lo mal que lo estamos pasando, sino que todo va a ir bien.