Los mejores cómics infantiles y juveniles de 2022

El gusto por explicarse mediante imágenes secuenciales se nota apenas abres el libro y echas un primer vistazo. Una minimalista puesta en página sin apenas viñetas enmarcadas, con un coloreado a lápiz que emerge del fondo blanco del papel y con el texto justo y necesario para que entendamos los temas que las autoras plantean en este trabajo. Y hablo de autoras porque a Noémie le acompaña Isabella Cieli, animadora y cineasta que debuta en el mundo del cómic con Memet

Una obra sensible, premiada en Bologna en 2021 en la categoría de cómic para la franja de 8 y 12 años, pero que hermana muy bien con obras adultas que tratan el tema de la ira como Chacales de Nadia Hafid o Astenia de Andrés Tena

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Comiendo con miedo es un manual vivido de cómo hacer frente a un trastorno alimentario que sufren miles de personas (unos 400.000 afectados en España) especialmente chicas jóvenes condicionadas por los modelos estéticos imperantes. Como en tantos otros adolescentes, la presión por lo físico durante la adolescencia la llevó a un infierno que ha sabido visualizar en forma de monstruo que actúa como un consejero traidor. Y es que la autora personifica la enfermedad en un oscuro ser que la acompaña y acosa constantemente, empleando el cómic como herramienta para describir algo que quien lo sufre no acierta a comprender.

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Lora se hace amiga de Alexa, una chica fantasma, juntas irán al instituto y vivirán aventuras mientras Lora se va convirtiendo en una adolescente. Con un dibujo colorido y estilizado, El fantasma de la fiesta de té es una historia sobre crecer y los cambios que vivimos de la niñez a la adolescencia.

El encanto de este cómic reside precisamente en su explotación visual de la historia. Kerascoet brilla en todos los aspectos: la exploración de.los espacios de palacio, el dinamismo de la acción cómica a la slapstick o las escenas de los juegos de charadas. Hace gala de un dibujo de caricatura de línea fina, elegante y expresiva con alguna variación de la forma narrativa. El resultado es una obra en la que el lector se sumergen genuinamente se lo pasa bien leyéndola. Por el camino, por supuesto, es un potente relato de empoderamiento femenino y de ruptura de algunas convenciones sociales a través de la inteligencia, el coraje y la persistencia.

Orla es descendiente de brujas, un día vuelve a su pueblo natal para tomar el relevo de su abuela, la bruja local. Jo le pide ayuda para limpiar su ático de poltergeists. Mamo destaca por su uso del folklore, una línea fluida y sus paletas de colores azules y naranjas.

Problemas gatunos es su primera obra publicada, un cómic que se recrea en los problemas paranosmales de un gato doméstico que se queda sólo en casa, que sufre una invasión de criaturas a lo gremlin. De esta forma, el cómic se mueve en un terreno ambivalente entre la aventura, el humor y un poco de terror. Tebeo de fantasía indispensable para amantes de los gatos y de las narrativas libres. Se lee del tirón y deja ganas de más. Potencialmente un blockbuster imfantil-juvenil.

Quizás uno de los aspectos que más llama la atención es instalar en esta aventura un trasfondo temático sobre el bullying que acompaña a los personajes desde el principio. Hay aquí, sí, una carta de presentación obvia al principio por parte de los autores, como anunciándolo a los lectores. Es muy interesante porque en la mayoría de los cómics en los que se trata el bullying casi siempre hay un enfoque en la víctima. Es algo que por supuesto, me parece bien. Pero también me parece interesante radiografíar al acosador. Damián (Bellvitge, 1976) lo hace muy bien y la evolución de este tema creo que dará mucha chicha en futuros albumes, ya siendo este una punta de lanza.

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No estamos en una de aquellas adaptaciones que pretendían acercar los clásicos a los niños como paso previo. Aquí se trata de una adaptación a otro medio sin simplificaciones. No solo en los textos sino en unos dibujos en los que como de costumbre Alba nos sorprende con sus acuarelas, con unos tonos apagados, grises, que transmiten esa atmósfera victoriana en las que ya se filtraban los males del capitalismo.

Una adaptación pensada para todos los públicos, pero seria y sin simplificaciones, que es una forma perfecta para acercarse de nuevo a este clásico de la ciencia ficción antes de que se llamará ciencia ficción. Un inicio perfecto para una nueva colección de adaptaciones que pinta muy bien.

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En el reino de Hyalin, la magia está definida por el largo del pelo de las brujas. Nyneve estudia magia en la institución responsable de la ejecución de su padre, ¿será ella cómplice?
Witchy destaca por su maravilloso dibujo y la construcción de un mundo de fantasía muy particular y único.

La pericia de Moreau reside en la capacidad que tiene para que, como lectores, reflexionemos sobre el luto, la memoria, la historia, la belleza, la soledad, la mortalidad, sin dar grandes discursos, ni mucho menos respuestas a estas cuestiones. El trazo del artista francés apuesta cada vez más por la sencillez minimalista de las líneas y la luminosidad de los colores. Su capacidad para ilustrar y dar tridimensionalidad con los trazos justos es desarmante y sumamente elegante. Un trabajo igual de meticuloso hay con los textos. 

Esta obra fue premiada en 2021 en la Feria del Libro Infantil de Bolonia, en la categoría de Cómic Young Adult. Reconocimiento bien merecido. Espero que el libro funcione y alguien se anime con otro joven talento de Angoulême, maestro del color y la aventura evocadora, Simon Roussin.

El biólogo Jean-Baptiste de Panafieu (1955, Francia) suma fuerzas con el dibujante Alexandre Franc (Lyon, Francia, 1973) para engarzar un ensayo sobre la extinción de las especies dentro de la historia de un grupo de científicos que viaja a una isla del Ártico para recabar datos para estudiar como el calentamiento global está afectando a la vida en el planeta. La parte didáctica del cómic se solapa a la del relato de las vidas de los personajes en la isla, evitando así la farragosa narrativa de “libro de texto” todo el rato y aportando costumbrismo, humanidad y un poco de humor. Impera, como en otros cómics de este estilo, la línea clara y una narrativa idem, que se sostiene en la diagramática para su objetivo. Aporta, además, anexos detallando fuentes. Imprescindible

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Con esa soltura que amalgama talento, experiencia, personalidad y frescura, La pequeña genia y la partida de shatranj es un cuento delicioso, protagonizado por niñas de carácter marcado en un lejano oriente que nos remite tanto a las aventuras de Iznogud como a aquel Ramadán de The Sandman. Más por casualidad, seguramente, que por otra cosa, ya que Ortiz se mueve en la literatura ancestral, oral, mítica, incluso hoy día pop (vía el Hollywood clásico) de la narrativa mágica oriental de la que aquellos abrevan. Así en este relato familiar hay un equilibrio muy logrado entre la recreación posmoderna de algo atávico y la personalidad férrea del autor ―en sus personajes sólidos enfrentados a pérdidas, en la idea de que la narración es un viaje iniciático y de crecimiento.

Formalmente precioso, con una puesta de página sencilla donde no cabe al ser un cómic infantil la multiplicación de viñetas de novelas gráficas como Murderabilia (2015, Astiberri) pero sí el cuidado equilibrio entre sus componentes. Aquí destaca un uso del color cálido, hipnótico.

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Pese a que la obra va claramente dirigida a un público juvenil, hay entre sus páginas suficientes aciertos como para ser recomendado también para lectores adultos. Sábanas es un tebeo emotivo y profundamente bello, de esos de leer bajo la manta con un chocolate caliente cuando fuera empieza a oscurecer. Una historias en apariencia sencilla que alberga una enorme capacidad para conmover. Un tomo destinado a ser leído y releído por distintas generaciones.

Sábanas ha llegado a nuestro país en una bonita edición de La Cúpula y Brúfalo Lector, esa mágica unión que tan buenos resultados está dando al cómic juvenil. El tomo sigue los estándares de calidad acostumbrados por la editorial, con una reproducción y acabados impecables. La traducción es de Natalia Mosquera y el rotulado corre a cargo de Iris Bernárdez.

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