Cada asalto de Paco Roca a la multitud de géneros que abarca el difuso término (ya da hasta incluso rabia utilizarlo) de la novela gráfica parece saldarse con éxito. En El invierno del dibujante y Los surcos del azar certificó su potencia como cronista, en La Casa como narrador total y en La encrucijada explorando nuevos formatos.  Además ha conseguido sobrevivir al tremendo éxito que supuso Arrugas.
En esta ocasión firma a medias junto a Guillermo Corral (que se encarga del guión) una apasionante historia mezcla de aventura y crónica periodística. Excepcional como siempre en la estructura narrativa, Paco Roca se vuelve a postular como auténtico maestro del arte secuencial.