Toda la delicadeza y el ingenio de Juan Berrio se ponen al servicio de una historieta en la que ha estado trabajando durante tiempo, y que según él mismo cuenta, es su primera narración larga y… triste.
En esta crónica de una ruptura, a pesar de la amarga premisa, Berrio es incapaz -por fortuna- de eludir algunos de sus lugares comunes. Su dibujo, a pesar de todo, rezuma ese optimismo que suele  impregnar sus trabajos. Un autor que es capaz de crear un singular lenguaje poético a partir del detalle cotidiano y de la mundanal existencial.