La apacible vida de Ayu, la pequeña Genia, va a ser alterada por la visita de un mensajero del Oriente lejano. Ahí empieza una nueva aventura que la llevará a visitar un Japón fantástico, lleno de yokais, onis y otros seres fantásticos que conviven con los humanos, y donde se tendrá que preparar para encontrarse con su destino y enfrentarse a un temible monstruo que amenaza la paz del valle.
Un argumento que promete mucha acción y aventuras, y que, de nuevo Álvaro Ortiz (Zaragoza, 1983) lleva a su campo personal. Ayu se enfrenta al clásico camino del héroe, donde su pasado marca el destino al que se tiene que enfrentar, y se la lleva a un Japón fantástico lleno de seres de la tradición local, pero con un toque amable y humanista. Los conflictos a los que se va enfrentar Ayu son divertidos y su solución va a ser pacífica y llena de sentido común, a pesar de la aparición de espadas y entrenos especiales, como no podía de ser de otra forma en una aventura japonesa, donde la sombra de Akira Toriyama y Shigeru Mizuki se hace presente. Son algunas de las influencias de Ortiz en una historieta que también reinterpreta el género Kaiju. Manteniendo ese tono personal, a través de esa línea clara de trazo grueso. Minimizando los trazos necesarios y acompañado de esa paleta de colores que crea una atmósfera única al universo de la pequeña Genia. Unos colores y un trazo con los que Ortiz transmite su visión de los paisajes tradicionales de aquel país, para los que se nota mucha documentación.
Segunda aventura tras La partida de shatranj, que fue muy apreciada por público y crítica, haciendo las delicias de pequeños y mayores. Mantener el pulso en el segundo volumen siempre es un reto, y Ortiz lo supera con esmero. Ayu sigue viviendo aventuras que atrapan al lector, con mucho sentido de la maravilla, continuas referencias que incitan a profundizar en otras culturas, con un mensaje positivo, optimista y humanista, y con mucho humor, quizás algo más referencial en este tomo.
En definitiva, nos alegramos de la continuidad de esta serie, unos tebeos para lectores de todas las edades, y un personaje que a poco que Ortiz le de continuidad tiene todo para convertirse en un personaje referencial de los tebeos de este siglo, la Pequeña Genia tiene lo que tienen esos personajes que se quedan en la memoria de los jóvenes lectores.