Lana regresa con su padre al pueblo costero donde vive su tía Mae, hermana de su madre. Una tormenta ha causado estragos y hay que echar una mano con las reparaciones. Lana es feliz de poder regresar a la playa que tanto había disfrutado con su madre, a la que echa mucho en falta, y es en esa playa donde encuentra un pequeño ser marino, una especie de caballito de mar con un cuerno en la frente. Parece herido y decide cuidarlo, pero su padre no quiere estar mucho tiempo en un lugar que le despierta demasiados recuerdos. Otra tormenta les hará permanecer más de lo esperado y los acontecimientos harán que su tía Mae le revele el secreto de esas criaturas marinas y, con ello, ambas serán conscientes de los problemas medioambientales que causa la sobreexplotación marina.
Bahía Acuicornio es la segunda obra que La Cúpula y Brúfalo nos traen de la neozelandesa Katie O’Neill, tras la premiada La sociedad de los Dragones de Té. De nuevo presenta unos animales fantásticos que despiertan cariño a simple vista, en este caso una especie de unicornios marinos que protegen los arrecifes de coral de un pequeño pueblo costero de alguna isla del pacífico. Ínsula que está afectada por tormentas como nunca se han visto antes, algo que día a día vemos en las noticias y que veremos más según el cambio climático progrese.

Los efectos de estas tormentas O’Neill los relaciona con la pérdida de los arrecifes de coral, donde habitan los acuicornios. Y su deterioro está directamente relacionado con los cambios de hábitos de pesca de los habitantes de la isla, de los que la tía Mae es una buena representante. Y es que el tema central de Bahía Acuicornio es la defensa del medio ambiente, en especial los medios marinos, y de concienciar de las consecuencias de la sobreexplotación por parte de los humanos. Y lo hace con su delicado estilo y unas protagonistas femeninas fuertes e independientes -el único personaje masculino, el padre, queda como un personaje secundario prácticamente sin relevancia-. Todo con un tono y un arte de líneas redondeadas sin contornos negros y colores pastel, estilo que recuerda al de los dibujos animados -imposible no recordar Ponyo en el acantilado (Hayao Miyazaki, 2009)-, con el tic Disney, el drama que marca a la protagonista, en este caso la muerte de la madre, hecho que no parece aportar mucho a la historia, más allá de cierto perfil melancólico.
La historia de Lana es deliciosa, transmite paz y tranquilidad, los personajes afrontan sus problemas con optimismo y aparca el tono más zen de su anterior obra, por un mensaje ecologista más directo. Mediante Bahía Acuicornio O’Neill se reafirma en la importancia de cuidar del Medio Ambiente, en forma de cuento clásico para todos los públicos trasladado al siglo XXI. En breve, La Cúpula y Brúfalo publicarán su primera obra, Princess Princess ever after, y en otoño saldrá en Estados Unidos la continuación de las aventuras de los Dragones de Té, The Tea Dragon Festival.