Había ganas, muchas ganas. Tras dos años de parón forzado por la pandemia poco a poco van volviendo los actos presenciales y en esto de los tebeos uno de los más esperados es siempre el GRAF, el evento más horizontal del mundillo de los tebeos, donde fanzineros y editoriales comparten mesa codo con codo. Había muchas ganas. Y eso es lo que más se ha notado en la edición de este año. Las ganas por encontrarse de nuevo cara a cara con los autores y los lectores, las ganas de tocar el papel impreso, de poder escuchar charlas en vivo y no a través de una pantalla. De ver exposiciones. Si una cosa ha destacado en esta edición ha sido el ambiente, si ya era siempre vigorizante, tras dos años de aislamiento social la ebullición era más que palpable.

Y es que el GRAF siempre ha sido un festival donde la chicha está en los pasillos, igual que en los tebeos mucho pasa entre viñetas, aquí pasa en esas charlas, en ese pasear y tropezar con gente conocida, o con gente a la que (porfin!) se desvirtualiza y se le pone cara. Ir de un sitio a otro son solo cinco minutos, el tamaño del festival es contenido. Pero cinco minutos de Graf dan para mucho, el tiempo de desplazamiento se marca por el de las conversaciones que se mantienen entre el punto A y el punto B.

El GRAF ha vuelto a lo grande, ha vuelto con las ganas de siempre y teniendo como bandera ese contacto humano. Y tras dos años de aislamiento era más necesario que nunca. Charlas más que interesantes. Merecido homenaje a Gallardo, aunque a última hora del sábado falló un poco la gente. Exposiciones que tocan la fibra. Muchos fanzines frescos. Y la gente. Sobre todo la gente que no ha perdido la ilusión después de tantas ediciones y tanta pandemia. Más de 1500 personas solo el primer día y 5000 durante todo el fin de semana.

La normalidad ni ha vuelto ni se le espera, pero los eventos de tebeos si que eran deseados y finalmente ya están de vuelta. Y que duren.
Nota de prensa de Graf 2022

Raúl Tudela

 

La gran FAMILIA del Graf
La gran FAMILIA del Graf