Nueva antología de relatos breves de uno de los fundadores del gekiga (si no el padre, como muchos lo consideran) publicados a finales de los sesenta. Yoshihiro Tatsumi (1935, Osaka, Japón) se caracteriza por contar los pesares del hombre mundano en una sociedad en la que, tras salir de la guerra, la desesperanza no desapareció del todo bien alimentada por la deshumanizacion provocada por la búsqueda de un rápido progreso a todo coste. Es el japonés medio, el que vive en la frontera entre la sumisión completa o el desarraigo que lo convertiría en un paria definitivamente y que se tambalea entre una y otra pero no se acaba de dejar caer, el protagonista perenne de estos relatos.
Creo que en la obra de Tatsumi hay muchos aspectos pioneros, pero a ese retrato de las miserias del alma humana cabría destacar la aparición de enfermedades mentales en sus protagonistas, como los trastornos obsesivos compulsivos, no siempre percibidos como tales, mostrando en este aspecto también el desamparo del individuo.
En cuanto a su narrativa, creo que es la primera vez que leyendo a Tatsumi tomo conciencia de cierta procedimentalidad en sus relatos breves, con recursos estructurales bastante frecuentes. Algunos, con su desarrollo y la búsqueda de cierta conclusión impactante me hacen pensar en la posible influencia del manga de humor que crea cierto enredo para desembocar en un punchline. Las recurrencias pueden ser algo buscado. La obra de Tatsumi reposa sobre unas premisas temáticas y de tono muy específicas y las repeticiones pueden invocar mejor ese espíritu derrotista, esa carga sisifesca de la que los personajes no se libran.
Mundo perdido es una buena forma de acercarse a Tatsumi y también al gekiga. Muy recomendables son también los artículos que incluye la edición de Satori. En especial el de Akane Toge sobre cómo entender el gekiga como disidencia. Su forma de hablar del gekiga me ha planteado también similitudes interesantes con la defensa que aquí se hizo de la novela grafica en su día.