Tras la buena acogida que obtuvo la anterior entrega de Corto Maltés por parte de los, siempre exigentes, devotos, Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero retoman al personaje de Hugo Pratt en una aventura que los conducirá al continente africano, concretamente a la mítica Equatoria (Guinea) tras el legado del preste Juán (obsesión también del carnicero Rey Leopoldo).
En este caso ocurren muchas cosas aunque todas ellas están perfectamente hilvanadas, con un compás y un ritmo más vivo que el del propio Hugo Pratt. La asociación Canales/Pellejero para recoger el difícil testigo de un personaje mítico queda más que ratificada en este segundo volumen, Corto está en buenísimas manos.