Con La muerte de Irene Márquez (Autsaider cómics, 2025) regresa la autora para hacer su particular homenaje a la dama de la guadaña. Una muestra de su completo dominio del humor que mezcla con maestría historias que no dejarán al lector indiferente. Un amplísimo desfile de maneras de morir que nos hace sacar la mejor de las sonrisas (muchas veces congelada).
¿Qué es La muerte de Irene Márquez?
Es un cómic de historias de distintas extensiones que tienen por denominador común la idea de la muerte. Las historias pasan por distintos géneros: el humor, el costumbrismo, el terror, el surrealismo, la fantasía…
¿Cómo nace la obra?
Llevaba mucho tiempo haciendo tiras de humor negro. En este tipo de humor, la muerte es un recurso muy presente, y a la hora de hacer algo nuevo, elegir este tema me pareció el camino natural.
Mantienes tu apuesta por el humor más negro.
A mí me gusta pensar que ya no es humor negro sino mi propio humor. Siempre intento dar a mis chistes, por brutales que sean, algunas capas que traigan otro tipo de sensaciones. Hay mucho humor en el cómic porque me parecía necesario para establecer puntos de ruptura con el tono del resto de historias.
Tanto gráficamente como por los contenidos, continúas con una larga tradición de creadores como Topor o Gorey que emplean el humor negro para expresarse. ¿Cuáles son tus referentes?
Siempre pienso que los autores tenemos referentes más establecidos que nos influyen en cuestiones como el estilo de dibujo o la forma de narrar o poner en página. Estos serían unos referentes más estables que los que consultas de forma consciente a lo largo de un proyecto: cuando necesitas ideas para abordar un tema nuevo buscas a otros que lo han tocado antes, cuando pruebas un nuevo estilo para hacer una historieta corta revisas también a los que trabajaron otros géneros antes que tú… Dicho esto, mis referentes más fundacionales, por decirlo de algún modo, creo que están en el cómic underground americano, pero en este proyecto he consultado muchas otras referencias: David Lynch, Junji Ito, el shojo, me vi cantidad de comedias adolescentes, saqué ideas del true crime, para alguna historia tuve en mente La Familia Addams… casi a cada paso que daba pensaba en algo diferente.
Las historias que componen el libro tienen distinta extensión, desde tiras sueltas a una historia en dos partes de más de cincuenta páginas.
Así es. Al elegir hacer un cómic ‘temático’ o ‘conceptual’ me parecía mucho más interesante que hubiera variedad, que hubiera distintas historietas.
Como en tu primer libro, algunas de las historias recopilan tu trabajo en El Jueves. En la revista viviste el paso de semanal a mensual de una de las pocas cabeceras del paíss. ¿Ha afectado a tu trabajo el cambio, además de en lo económico?
Lo cierto es que para mí (y me consta que para muchos compañeros) ha sido un cambio positivo. Cuando El Jueves era semanal, éramos esclavos de las fechas de entrega, tan próximas entre sí, que a penas nos dejaban tiempo para hacer nada más. Esto traía consigo que los dibujantes de El Jueves nunca participásemos en exposiciones colectivas, apenas sacaremos cómics que no fueran recopilatorio de nuestro material en la revista, teníamos que rechazar casi cualquier proyecto que se nos ofreciera, y esto es frustrante, porque por lo general, a todos nos apetece hacer otras cosas que creativamente nos interesan, pero era imposible. Por otro lado, el formato mensual nos ha alejado de la actualidad política más de trinchera, los temas nada estimulantes pero que veíamos que debíamos tocar, por las implicaciones satíricas y políticas que tiene la revista. Creo que todos estamos contentos de poder expandir los temas que ahora atañen a El Jueves, poder firmar un numero sobre Cómics, otro sobre Videojuegos, antes hubiera sido impensable.
Más allá de la extensión, para cada tira, página o relato creas un universo específico, en diferentes épocas, dando voz a los animales… Da la sensación que disfrutas generando estos contextos.
Sí, para mí es muy divertido trabajar con esa variedad. Que la lógica cambie con cada giro de página me da una libertad que me encanta poder tomarme.
En Shojo 2005! te acercas al manga con tu particular visión de la adolescencia y sus conflictos, una historia que ocupa gran parte de la obra (en dos segmentos distintos) y en la que juegas con las dos visiones de lo que estamos viviendo.
Me encantó hacer esa historia. Me gusta mucho el manga, y fuí adolescente en los primeros años 2000. Además, los códigos de la historia implican una serie de clichés propios de la comedia adolescente, y estos clichés son muy útiles para apoyarte en ellos y desde ahí dar un giro. Cuando acabé de dibujar el shojo, sin quererlo empecé a imaginar una historia de terror protagonizada por Leo, el otro punto de vista en esta historia. Realmente es una especie de píldora, es una historieta muy corta, pero que contrasta muy bien el ambiente dulzón y melancólico de la primera, y juega con otra tradición del manga, que es el terror.
Da lo mismo que se trate de una tira de tres viñetas. La caracterización de los personajes es esencial y dotas a cada uno de su propia personalidad, sus filias y sus fobias.
Cuando dibujo personajes siempre tengo en mente dedicar un tiempo a diseñar su aspecto. A veces leo un cómic y veo que todos los personajes tienen la misma cara pero con distinta peluca, y a mí no me gusta hacer eso. Disfruto mucho dibujando gente, fijándome en las personas que veo por la calle, la variedad de cuerpos, de orejas, de cuellos… Por otro lado, nunca imagino que un personaje que va a tener un recorrido tan breve como una tira vaya a percibirse como algo tan completo. A veces me lo dicen, me siento halagada.
Lo cotidiano, los anhelos más oscuros de los protagonistas son comunes en todos los protagonistas de la obra.
Pienso en los protagonistas como seres que tienen que dar cierto juego, pero de nuevo, sobre todo en las tiras cortas, solo se trata de lanzar un par de rasgos y creo que el resto lo completa el lector
También son fundamentales las elipsis. Cuantas con la imaginación de los y las lectoras para que completen cada historia.
Es clave en el humor. Muy a menudo los chistes mejoran cuando quitas información a la idea inicial que tienes en mente. Es como una especie de acertijo que produce risa al ser resuelto.
En todas las historias hay un punto de ternura, una gran empatía con cada uno de los personajes.
Para mí es fundamental. A veces he hecho cosas que son totalmente ácidas, y creo que son peores. Ese equilibrio entre lo duro y lo adorable, o lo empático, para mí es la clave.
En función de lo que cuentas varías el estilo gráfico y los materiales, realizando incluso pequeñas esculturas que inmortalizan la muerte (incluida la tuya).
Desde que el proyecto empezó a tomar forma en mi cabeza, me di cuenta de que quería diseñarlo como una especie de viaje emocional. Si empezábamos con una historia emotiva un poco onírica y costumbrista, y luego pasábamos a una historieta satírica un poco negra, y de ahí al manga romántico, con mil paradas en distintos chistes muy negros, ilustraciones, comics muy cortos… no tenía sentido que todo estuviera dibujado igual. Además a mí me encanta dibujar, y era la excusa perfecta para dejarme llevar con las mil cosas que me gustan y que nunca puedo hacer
Dominas con maestría el gag de cierre, el final sorpresa.
Jaja. Gracias. Soy consciente de que es la clave cuando haces un chiste, e intento que ese giro quede bien. No siempre me sale
En los tiempos de la novela gráfica. ¿Has pensado en algún momento en hacer una única historia para acceder a ayudas como las del Ministerio?
Claro, me gustaría mucho hacer una historia única, para poder profundizar en cuestiones más derivadas de la narración, las subtramas, como los personajes cambian a lo largo de una historia… Quizás para el próximo cómic.
De nuevo colaboras con Autsaider comics. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Muy buena, como siempre.
¿Proyectos?
Estoy con otro cómic, pero es mejor no hablar de esto.