Última entrega del periplo de Carantigua (originalmente bautizado como Cannibal Fuckface).
Como no podía ser menos el festival de vísceras, chorreos y flujos corporales varios adquiere aquí una dimensión de proporciones desmesuradas. Las páginas de Pudridero 3 son un arsenal de recursos gráficos al servicio de un más-difícil-todavía que arrastra al lector en un ‘maelstrom’ de salvajismo donde violencia, mongolismo y sadismo se ponen al servicio de lo que es ya un auténtico clásico de la narrativa extrema. Ryan subvierte el cómic gamberro y lo pone patas arriba a base de hostias como panes.
¿Hasta donde puede llegar esto? se pregunta uno mientras sigue avanzado sin freno por las páginas del libro, abducido por ese peculiar estilo de Ryan -hete aquí uno de los enigmas de la obra que más apasionante nos resulta- que es capaz de mezclar la (aparente) simplicidad de un dibujo con una puesta página sencilla pero de una composición visual apabullante: sin duda alguna Ryan es uno de los mejores rotulistas del cómic actual.
Esta aventura presidiario-galáctica, publicada originalmente por entregas entre 2009 y 2018, es un compendio de las obsesiones de uno de los autores más incómodos, faltones y geniales que ha dado el cómic norteamericano. Aquí se dan citan el wrestling, la castración, la violencia gratuita, la sodomía, el Kaiju-eiga (la galería de personajes de Pudridero tendrían cabida en Ultraman o Godzilla)….un batiburillo de influencias chungas magistralmente aderazadas.
Pudridero 3 es el perfecto colofón de una andadura que Ryan inició sin tener muy claro hacia donde iban las cosas y sin saber realmente si jamás llegaría a terminar la serie. Un trabajo revestido bajo la falsa apariencia de ser un divertimento o una provocación gratuita para chotearse de las novelas gráficas al uso, que a la postre ha resultado ser un novelón como la copa de un pino. Magistral.