Hoy conocemos a Asier Iturralde, Gastón (Donostia, 1972). Ilustrador y diseñador, en su trabajo podemos apreciar su gran pasión por el mundo del cómic. Desde hace años publica digitalmente una página dedicada al bar Beti Berdin, un local inventado en un pequeño pueblo también creado por el autor, Irizar. La llegada de la pandemia sirve de excusa al dibujante para recopilar su trabajo y mostrarlo al mundo.
¿Qué es Beti Berdin (“Siempre Igual” en Castellano)?
Beti Berdin es el clásico bar con solera, con su clientela fija y la de paso. Como en cualquier otro bar del mundo, la gente comenta o muestra sus pequeñas alegrías o frustraciones del día a día, las novedades, los cotilleos,… Surgen relaciones y dinámicas entre los diferentes clientes… En definitiva, es un micromundo del que podemos extrapolar un montón de cosas, que funciona como reflejo de actitudes y pensamientos más generales o universales.
¿Cómo nace la obra?
Bueno, esto es algo complejo, realmente es una idea que he ido madurando a lo largo de los años. Siempre he tenido un gran interés por el cómic como medio, como arte. Y me interesan todas sus manifestaciones, desde el humor gráfico de una sola viñeta hasta la novela gráfica, pasando por las tiras cómicas, etc…
Quería desarrollar un proyecto en el que poder trabajar todos estos géneros o formatos y que todas las historias creadas tuvieran una relación entre sí. Que formaran parte de un todo. Que leyendo un chispazo de una sola viñeta o una historia larga comprendieras ambas dentro de un mismo mundo.
Para ello necesitaba crear ese entorno, ese elenco de personajes que van y vienen y pensé que un bar podría ser el lugar común donde se cruzaban los diferentes personajes sin que ello fuera óbice para que cada cual tuviera su vida y sus historias. En este caso, utilizo el formato de tira cómica que creo que se adapta a la perfección.
La historia transcurre en un bar de una ciudad imaginaria, Irizar. ¿De dónde surge la idea?
Necesitaba un entorno donde ubicar a los personajes y sus historias. Mis dos ciudades de referencia son Donosti y Bilbao, pero soy tan meticuloso, que eligiendo cualquiera de ellas, me frenaría mucho el tener que contextualizar las historias en lugares reales, como hace Tardi con Paris. Así que cogí lo que más me gusta de cada ciudad y cree un coctel que se llama Irizar y que está en un lugar sin concretar de la costa vasca. Ni siquiera sabemos en qué provincia… Da la casualidad de que en euskera se expresan en batua (Risas) El crear una ciudad que no existe me da pie a inventarme lugares, entornos, la historia de la propia ciudad con lo cual me divierto mucho. Da la casualidad de que cuando ya tenía esto cuajado, conocí la existencia de Dominion, la ciudad creada por Seth para sus historias y que el autor ha desarrollado hasta detalles increíbles.
En Irizar tenemos un bar, el Beti Berdin, un local en el que tenemos la sensación de haber tomado algo alguna vez.
Sí, uno de los temas que me ha atraído desde siempre es la cotidianidad, el día a día. Me atrae mucho ese tono y ritmo pausado en el que parece que no pasa nada.
Creo que la vida real es lo que sucede en ese transcurso de momentos tan parecidos unos a otros. Cuando miramos al pasado, al nuestro o al histórico, siempre realizamos una condensación de momentos, un destilado donde todo parece épico pero pienso que no es la realidad vivida. Creo que la conquista de Troya tenía más momentos de cotidianidad que de épica.
La historia es una obra coral en la que los parroquianos son los protagonistas.
Sí, efectivamente, como te he comentado anteriormente, quería que el bar fuera el cruce de caminos de diferentes personajes que deambulan por Irizar y que espero poder desarrollar sus propias historias en otros contextos.
En medio de la tranquilidad del bar aparece un invitado indeseado, el Corona Virus, que hace que la serie se convierta en un diario de situaciones que nos pueden resultar muy cercanas.
Sí, esto te diré que fue bastante improvisado. Creo que, como a todo el mundo, el inicio de la crisis, el confinamiento, me dejó en estado de shock. Nadie tenía referentes de una situación similar. Así que encerrado en casa y por aportar algo de humor al momento comencé a retratar a los parroquianos del bar viviendo la crisis en tiempo real. Recibí buen feed-back de la gente y me animé a seguir por ese camino.
La hostelería ha sido especialmente afectada por la pandemia. ¿Cómo se refleja en el libro?
Bueno, ¡esto lo he tenido fácil!… Creo que en la hostelería es donde más se ha visibilizado las consecuencias del Covid-19. Al ser el lugar de socialización por excelencia, es el que más ha sufrido las medidas para paliar la pandemia y por otro lado, nosotros como consumidores, hemos sido privados del lugar preferente para socializar y en el que invertimos gran parte de nuestro tiempo de ocio. Tan sólo con estas circunstancias tan especiales, surgían un montón de argumentos para diferentes historias.
En su comienzo la serie ha circulado por diferentes canales. El más habitual, una newsletter en la que ibas subiendo periódicamente las tiras. ¿Qué te hizo elegir esta opción?
Bueno, a mí es un formato que me resulta muy cómodo, porque te mantiene informado sin tener que esforzarte. Yo estoy suscrito a infinitos canales, aunque no sé si es una gusto por el formato bastante personal…
Con la aparición del Corona Virus nació la oportunidad de trasladarlo al papel con la ayuda del Ayuntamiento de Bilbao y la Fundación Bilbao 700. ¿Cómo te planteas la edición?
Yo ya realizaba las tiras con la idea de llevarlas algún día al papel, pero claro, al hacerlas en mi tiempo libre no podía dedicarles el tiempo que quería ni respetar una periodicidad fija. Siempre hay asuntos que se cuelan en la agenda…
El Ayuntamiento de Bilbao, convocó unas bolsas económicas de ayuda a la creación para paliar las consecuencias de la crisis en el mundo de la cultura. Presenté el proyecto con la idea de poder darle esa periodicidad y poder imprimirlo finalmente. Y gracias a esa ayuda ahora tenemos el cómic entre manos.
Para la ocasión te conviertes en autoeditor. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Pues por un lado es angustioso porque lo ignoras todo y metes la pata un paso tras otro, pero por otro lado te abre un mundo en el que siempre he querido estar.
A pesar de las posibilidades que ofrecen las redes sociales, el planteamiento de la serie siempre ha sido en dos tintas, el negro y el amarillo.
Desde el principio quería trabajar en bitono. Aunque yo diría que tritono, ya que para mi el blanco es tan importante como los otros dos colores. Me maravillan los libros de Seth y Ion McNaught. Ambos realizan cómics con un aroma muy potente y particular y creo que lo consiguen en gran parte por el uso del bitono. El amarillo y el negro junto con el blanco son una combinación que me parece muy potente y con la que trabajo mucho en mis proyectos de diseño, aunque he de admitir que no es nada fácil trabajar con ella…
Para la edición realizas una introducción que permite dar cohesión al conjunto.
Sí, yo tengo muy interiorizados los personajes y el entorno dónde se desarrollan las historias pero entendía que alguien que se aproxima por primera vez a Beti Berdin necesita de un contexto donde pueda situar las historias.
La edición en euskera se distribuirá de manera gratuita por las bibliotecas de Bilbao.
Sí, y estoy ahora trabajando para poder distribuirlo por otras bibliotecas y equipamientos culturales de Euskal Herria.
La versión en castellano tendrá un canal de distribución diferente. ¿Cómo podremos conseguirlo?
Para la versión en castellano, contamos con una distribuidora muy potente a nivel estatal. Contamos como fecha de lanzamiento el 18 de febrero. Si no lo encuentras en tu tienda habitual, podrás solicitarlo sin problema. También he abierto una tienda online en la que se pueden adquirir ambas versiones y en la que poco a poco iré introduciendo más artículos relacionados con el cómic. www.studiogaston.design/tienda
En tu caso eres descendiente del creador de Txistu, considerado el primer cómic en euskera. ¿Cuánto pesa ese legado?
La verdad es que para mi también supuso una sorpresa en su día conocer ese hecho. Tenía conocimiento de que un antepasado por parte materna, Abdon González de Alaiza, había sido un activista nacionalista muy destacado en el Madrid de principios del siglo XX. Pero debido a la guerra civil, la dictadura y otros avatares familiares, apenas había llegado información del mismo hasta la cuarta generación, la de mis primos y la mía.
Fue a ya en los años 90 y a través de diferentes familiares, cuando se comienza a recuperar su memoria. A los 20 años me enteré que había sido fundador, jugador y directivo del Atlético de Madrid, sucursal del Athletic en aquellos momentos y que también había sido el creador del primer cómic en euskera, Txistu, que se creó en Madrid por cierto… Al principio no me cuadraba nada, porque este Abdón, como mi madre, provenía de Musitu, una aldea perdida en la montaña alavesa y que por lo menos en los tiempos de mi madre y mi abuelo, ya se había perdido el euskera. Los primos que lo hablan lo han aprendido de mayores… Pero parece ser que lo aprendió en Madrid y lo hablaba muy bien…
La verdad es que es una historia curiosísima. Yo que siempre he sido un apasionado del cómic, saber de repente que el personaje que figura en esa placa herrumbrosa del caserío de mi tía es el creador del primer cómic en euskera, me parece una casualidad casi mágica…
¿Proyectos?
Pues precisamente al hilo de Abdón, estoy en contacto con Mikel Begoña, para realizar un cómic sobre su vida. Todavía en fase preliminar pero es un proyecto al que tengo muchas ganas. Por otro lado continuaré con Beti Berdin y más historias en formato más largo dentro del universo Irizar.