Con formato de revista de cómics pulp, Adrián Bago González trae su última propuesta, una antología de relatos cortos que trazan continuidad con los tonos, temas, narrativa y estilo gráfico de su Sicofante. Bago es un autor con una voz muy personal que busca desnudarse en sus cómics como lo hacían algunos autores del alternativo americano. Recoge esa tradición y la hace suya para exponer sus opiniones sobre el mundo y contar experiencias personales de la vida del artista en la urbe, pero con dejes propios como cierta humildad que equilibra el ego, el gusto por el pensamiento sintético, la prosa sobrecargada o una crítica anticapitalista más directa.
Bibelots marca algunas diferencias con su anterior obra al distinguir más claramente entre ficciones y autobiografía de forma inteligente.
Primero, con el relato de la cotidianeidad de un actor en horas bajas con cuarto y mitad de lugares comunes, si bien certeros, del retrato del ego masculino blanco y hetero. Luego, el autor hace acto de presencia para saludar al lector y contarle anécdotas sobre obsesiones de su juventud, que a la postre sirven para hablar también de cómics y una incipiente sexualidad. Cierra con otra ficción, la de la historia de un pintor, el motivo de su éxito y las repercusiones posteriores en aquellos a los que tocó su obra, lo que sirve para darle un buen repaso sociológico y ácido al mundo del arte y al de la crítica de arte.
Así como me parece buena idea dejar la pieza autobiográfica justo en medio, como una suerte de interludio, también me ha parecido que cada pieza superaba la anterior, dejando al acabar la lectura bastante buen sabor de boca. Bago, además, es detallista: toda la publicación está salpicada de anuncios, secciones de correo, publicidad, etc… que le da el empaque que busca: un intento de volver al cómic como algo popular y asequible por todos.
Para los que no leyeron Sicofante, Bibelots es una buena puerta de entrada a los mundos de Adrián Bago González.