Barcelona 1957, un lugar y una fecha que fueron un punto de inflexión en la historia de la historieta. Cinco de los principales autores de Bruguera decidieron abandonar la editorial para crear su propia revista, una historia de sobra conocida gracias al Invierno del dibujante de Paco Roca (Astiberri, 2010). Lo que no es algo no tan conocido es el boom de autores de Bruguera que surgió de esa escisión; de ahí surgió la explosión de Francisco Ibañez pero también la de otros autores hoy menos recordados.

Paco Sordo (Puerto de Santa María, Cádiz, 1979) recupera la historia de uno de esos autores; Miguel Gorriaga, creador de El Pato Gitano y los Rayos Cósmicos, entre otros personajes, con un estilo muy similar al del gran Vázquez. Se trata casi de  un cómic documental con declaraciones de varios expertos en Bruguera para contar la historia olvidada de Gorriaga y, sobre todo, su turbulenta relación con Vázquez, al que llegó a secuestrar.

 

Sordo realiza este ejercicio de recuperación histórica recogiendo el espíritu gráfico de los tebeos de aquella época pero dándole un giro temático adentrándose en el thriller criminal, sin dejar cierto tono de humor al que ya nos acostumbró en sus tebeos para El Jueves y Orgullo y Satisfacción. Un estilo gráfico clásico pero con una disposición en página más acorde al ritmo que quiere imprimir, con páginas de máximo cuatro viñetas.
La historia central de Gorriaga está dibujada en bitonos y con unos fondos que recuerdan a los tebeos de Bruguera más clásicos, pero también a los de dibujos animados como los de la Pantera Rosa. Un trabajo de dibujo que se disfruta y que adquiere nuevo significado ante el tono y el tipo de historia que se aleja de lo que tenemos asumido como estilo Bruguera.

Un tebeo confeccionado durante el confinamiento, con ciertas vicisitudes que se pueden leer en el making of que ha hecho el propio Sordo en redes sociales para promocionar su primera novela gráfica, y que también es de lectura muy recomendable.

El pacto es un sentido homenaje a Vázquez y el resto de autores de Bruguera, a su estilo de dibujo y a su sentido del humor, un tebeo que esperemos sea también un punto de inflexión, y por qué no, el inicio de una Nouvelle Bruguera como aquella Nouvelle BD francesa.