El tándem Sfar/Blain cuando funciona bien es imparable, es algo así como el cerebro de la bestia al servicio del portento del dibujo.
‘Edipo en Corinto’ (tercera entrega de la serie ‘Sócrates el Semi-Perro’) es la confirmación del enorme talento que suman estos dos colosos.
Bien es verdad, todo hay que decirlo, que el primer volumen fue un tanto decepcionante y eso que la cosa a priori pintaba muy bien: las aventuras de un perro filósofo al servicio de un semidios cazurro.
Fue en la segunda entrega ‘Ulises’ donde la serie se encarriló hacia el despiporre y la genialidad, con felación de Ulises al propio Heracles incluída y con brillantísimos diálogos que en algunos casos resultaban ser auténticas ‘máximas filosóficas’.
En ‘Edipo en Corinto’ la cosa se dispara hasta límites insospechados; la serie se erige como un ‘cuento filosófico’ desvergonzado donde insignes figuras de la mitología clásica son caricaturizadas magistralmente: Zeus es un ente narcisista, Heracles es más bruto que un arao, el rey de Corinto un calzonazos y Sócrates (el semi-perro) rezuma lucidez en cada una de sus reflexiones.
El mito (en este caso el del Edipo) se covierte en manos de Sfar y Blain en una fábula irreverente y políticamente incorrecta en la que un perro tratará por todos sus medios de que el parricida esquive su destino fatal mediante la satisfacción constante de los placeres carnales.
Y es que el bueno de Sócrates sostiene que la violencia que predomina en el carácter de los hombres no es más que la clara manifestación de su impotencia a saciarse cuando así lo precisan.
Los giros cómicos que se atreve a dar Sfar tergiversando el material clásico son impresionantes y las filigranas del dibujo de Blain son excepcionales.
En pocas palabras, si la cosa sigue en sus capítulos futuros por estos derroteros me atrevo a decir que estamos ante una de las mejores series que ha dado el cómic europeo, amén de ‘El Gato del Rabino’ del propio Sfar o de ‘Isaac el Pirata’ de Blain.