Catel Muller –dibujante e ilustradora infantil–, y José-Louis Bouquet –guionista y escritor– diseccionan en canal en esta novela gráfica la vida de Alice Prin, rebautizada por ella misma como Kiki de Montparnasse en aquellos locos años de comienzos del siglo XX. Musa de aquella modernidad, Kiki llegó a reinar esplendorosamente, siendo elegida “Reina de Montparnasse” en 1929 por su numerosa corte de artistas y bohemios.
El resultado es un voluminoso tomo de 384 páginas en el que, además de la historia en sí, se añaden breves biografías de algunos de los personajes más relevantes de la época, relacionados con la vida de la propia Kiki –aunque podría ser discutible porqué, de entre la infinidad de nombres que desfilan por la novela gráfica, se han elegido precisamente a estos y no a otros con una presencia igual de importante– y con una extensa bibliografía, que aporta una gran información sobre la época, personajes y sobre la propia Kiki a aquellos que se queden con ganas de saber más sobre el tema.
Bouquet impone desde el principio un ágil ritmo narrativo, complementado con coherencia por el dibujo de Catel, que alterna la suavidad de líneas al recrear a la pequeña Alice en momentos concretos de su infancia con la dureza de líneas al ocuparse de la vida adulta de la protagonista. Deliberada o no, esta alternancia de trazos, a parte de dejar en evidencia la otra ocupación de Catel –ilustradora de libros infantiles–, ayuda en el avance y en la plasticidad de la historia. Continuando con el dibujo, destacaría la minuciosidad en la recreación de los detalles arquitectónicos de los edificios, tanto de los espacios urbanos de París como de la atmósfera rural del pueblo natal de Kiki, Châtillon-sur-Seine, escenarios que no me extrañaría nada que el buen hacer de Catel haya elaborado partiendo de sus originales, así como la recuperación de elementos tipográficos de los años veinte, lo que le aporta verosimilitud histórica.
La biografía de Kiki se plantea desde un criterio cronológico y la progresión del tiempo, junto a las peripecias de la protagonista, se encuentra bien realizada, aunque a veces se producen saltos cronológicos inexplicables por apresurados. Es de suponer que una vida tan intensa como la de Kiki es de difícil resumen, pero, ya puestos a llegar a las casi cuatrocientas páginas, son de extrañar estos saltos cronológicos que, de no haberse producido, tampoco hubieran ampliado tanto en páginas el resultado final y que lo único que producen son puntuales desorientaciones en la lectura.
Tanto guionista como dibujante ya habían realizado antes biografías de personajes célebres. Catel ha publicado un álbum-cd sobre la vida de otro gran mito francés: Edith Piaf; por su parte, Bouquet ha colaborado en las biografías de Hergé, Clouzot y Goscinny. Es de destacar la importancia que la recreación de biografías de personajes célebres o mediáticos está teniendo en estos momentos dentro del diversificado mercado francés de la bande dessinée.
Amante de hombres excepcionales como Man Ray o el pintor Maurice Mendjisky, amiga de creadores de talento como Jean Cocteau, Fujita o Ernest Hemingway, es importante recuperar en estos momentos la vida de Kiki de Montparnasse por lo que esta tuvo de ejemplo de libertad vital y de amplitud de miras respecto a los valores morales, además de la capacidad de condensar en sí misma todo el sabor y la libertad de aquella época en la que “París era una fiesta” y que tan necesarios son de recuperar en los oscuros tiempos que corren.