A estas alturas todo el mundo sabe quien es Vincent van Gogh. Sobretodo desde que desde finales del siglo pasado se convirtiera en uno de los artistas más cotizados del mundo y no dejase de aparecer en las noticias cuando sus cuadros rompían récords en las subastas. Como personaje icónico de la cultura pop en el que se ha convertido cada cual tiene una idea más o menos formada de lo que fue su vida y hay dos hechos que son tan conocidos como mal interpretados: que estaba loco y se cortó la oreja y que no vendió un cuadro en toda su vida.

Barbara Stok (Groningen, Holanda, 1970) se atreve a recuperar la biografía de su famoso compatriota para matizar algunos de los hechos que rodearon determinadas circunstancias de la vida del pintor. Centrándose en su estancia en Arlés, donde Vincent van Gogh realizó parte de sus obras más conocidas en un período de producción ferviente que desembocaría incluso en una grave crisis nerviosa. Stok amplia muchos de los detalles de esa estancia: como la relación con su hermano, del que le preocupaba depender y al que quería compensar con sus pinturas. Theo Van Gogh confiaba ciegamente en el talento de Vincent y no quería que se preocupase en otra cosa que no fuese la pintura. También aparece la relación con el pintor francés Gaugin, menos idealista y más hedonista que van Gogh, incapaz de seguir el ritmo creativo-obsesivo del holandés. Esa obsesión por la pintura, por innovar, por crear un arte más verdadero es lo que llevaría justamente a van Gogh a explorar sus propios límites hasta el agotamiento absoluto.

Estamos ante una historia apasionante (y apasionada) que Barbara Stok consigue trasladar de forma sencilla y directa, tan amena como rigurosa. Con un dibujo de línea clara muy gruesa, rozando lo naïf. Un estilo que remite a sus tiras autobiográficas por las que es conocida en su país. La autora acompaña su dibujo con un uso de  los colores planos que es una maravilla. Es justamente a través del uso del color donde toma más fuerza Vincent: la paleta cromática logra transmitir la atmósfera del Arlés que captó Van Gogh, y sus estados de ánimo. Con los colores consigue también pasar del contexto al paisaje interior del pintor. Se trata de una paleta que usa los mismos tonos que aparecen en  los cuadros de van Gogh algo que le permite evitar imitar el estilo del pintor pero al mismo tiempo consigue evocar su peculiar concepción de la realidad.

Barbara Stok  ha elaborado un relato sobre el arte y la obsesión por crear. Una historia de valores universales. No es de extrañar que desde su publicación en Holanda en 2012 ya se haya traducido a más de 15 países. De todas las biografías de artistas, y en especial de pintores, que han aparecido recientemente, y que incluso se pueden considerar ya un género en sí mismo, Vincent sin duda es una de las más destacadas.