A raíz de la aparición de la -de momento- última antología en castellano de Yoshihiro Tatsumi (Osaka, 1935 – Tokio, 2015), el periodista y divulgador Álex Serrano publicaba en su web un interesante repaso a las ediciones que ha habido en España de la obra del llamado “padre del gekiga”. Desde la ya lejana inclusión de “Goodbye” en las páginas de una primeriza El Víbora, con la revista recién estrenada, pasando por las recopilaciones presentadas con posterioridad por la propia La Cúpula o por Ponent Mon, lo cierto es que hemos ido conociendo una significativa muestra de su producción.
De hecho, en Tatsumi, título elegido por Satori para la presente compilación, tan solo tres de las nueve historietas recogidas permanecían inéditas aquí, si bien es cierto que el resto hacía tiempo que estaban descatalogadas. Trabajos, estos últimos, publicados originalmente entre 1970 y 1972, con la salvedad precisamente de unu de las que no conocíamos, y que es, a la postre, de los más recomendables: “La campana fúnebre”, un oscuro, duro y violento relato pugilístico que data de 1979 y que, según afirma Mitsuhiro Asakawa en las notas finales, fue dibujado en una sola noche.
Estamos, por lo tanto, más que familiarizados con el tono de sus historias, y, sin embargo, seguimos desprotegidos frente al pesimismo que las caracteriza. Es tal el cúmulo de desdichas que describe a través de sus personajes anónimos y olvidados que no deja resquicios para la esperanza. Son un puñado de infelices, dejados de lado, al albur del destino, que deambulan por las calles sin apenas deseos de seguir existiendo.
Cronológicamente, los argumentos se mueven entre la inmediata posguerra de un país derrotado y ocupado, y el brillo de la espectacular recuperación económica posterior, por debajo de la que existía toda una realidad mucho más oscura y cruel. Una crónica, pues, desalentadora y triste repleta de perdedores por los cuatro costados.