Un mundo futuro, hipertecnológico, donde humanos, ciborgs y robots comparten una sociedad fuertemente estratificada, en el que las capas más profundas están ocupadas por los más pobres, y donde las capas intermedias, los obreros, sobreviven manipulados por unas élites que les hacen consumir y producir. En este escenario sobrevive Sp4rx, un humano con implantes que se dedica a trabajar como hacker de alquiler, para hacer faenas ilegales e introducirse en sistemas. Como en toda buena historia cyberpunk, el protagonista -en este caso Sp4rx- se verá envuelto en la última conspiración corporativa que pretende esclavizar a toda la clase obrera. Para evitarlo tendrá que unirse, en contra de su voluntad, a un movimiento de resistencia para intentar (luchando contra esclavos hiperviolentos mentalmente controlados y robots policías) acabar con el complot de las malignas corporaciones capitalistas.
Sp4rx es el primer trabajo largo de Wren McDonald, ilustrador graduado en el Ringling College of Art & Design en 2013 y afincado actualmente en Nueva York, donde a parte de sus ilustraciones ha ido publicando minicómics donde combina sus gustos por la ciencia ficción y el humor. Ya habíamos podido leer alguna historia corta en la desaparecida Voltio.
Sp4rx es una historia de épica cyberpunk canónica, contextualizada en una sociedad gobernada por un capitalismo de corporaciones malvadas. Tiene ese aire clásico del cyberpunk de los 80 y 90 del siglo pasado, y es que McDonald pertenece a esa nueva generación de autores que vuelve la vista a los géneros y al entretenimiento, y busca trasladar esa diversión a sus tebeos. Una generación de autores que maneja influencias globales. En las páginas de Sp4rx no es difícil reconocer estilos, recursos y guiños a autores de los tres grandes vectores de la industria del cómic; portadillas que separan capítulos al estilo manga, homenajes a Otomo o Shirow, uso de las pantallas de televisión como Frank Miller, recursos narrativos que recuerdan a Scott McCloud y la nueva hornada de autores independientes como Jesse Jacobs. Naves, arquitectura y tecnología que beben de Moebius, o de Enki Bilal. Todo a través de un dibujo de línea clara con toques caricaturescos al estilo de la BD franco belga. Con una línea que recuerda a autores como Trondheim -o volviendo la vista más lejos- a Yves Chaland, o otras firmas más cercanas como Max o Miguel Ángel Martín. McDonald bebe de todos los sitios para crear su historia, y el resultado es un tebeo fresco, que se lee con gusto y muchas ganas. A pesar de ser casi un cliché, la actualidad ha dado un nuevo punto de vista al cyberpunk, y las historias en estos escenarios tienen una nueva frescura añadida.
Sp4rx viene avalada por el sello de la editorial británica Nobrow, donde se publicó originalmente, y es sin duda otro gran acierto de la editorial La Cúpula, que nos está mal acostumbrando con las obras de una nueva generación de autores independientes con muchas cosas que contar.