La residencia artística es una forma de utopía extraña. Un oasis prestado por algún mecenas de procedencia incierta -nunca es incierta para el artista y su entorno en realidad- para crear una obra relevante. Se presentan en forma de beca, los selecciona un comité de sabios. A veces sabemos quién son los sabios y eso genera incomodidad pero no importa. Sólo importa la obra, ese oasis está a tu disposición solo para eso: la obra.

Parece algo poco inspirador para los ratones protagonistas del nuevo cómic de Anna Haifisch, dos artistas aislados en una residencia artística más bien cochambrosa. Son ratones con ambiciones y grandes dudas. Uno pinta cualquier cosa, otro se siente alienado dibujando una viñeta tras otra. Hablan mucho para ocupar el tiempo en el que deberían estar dibujando. Cuando se evaden, hacen actividades en silencio. Esto es de lo mejor del libro porque parecen homenajes a Peanuts: las ratas patinando sobre hielo y haciendo piruetas suspendidos en el tiempo, las ratas rabiosas por la ausencia de correspondencia pateando un buzón. Sabemos que pasan las semanas porque los muñecos de nieve se deshacen y sin embargo, no se parece en nada a una tira de los Peanuts porque el dibujo es también brusco: parece hecho con un boli, apenas un boceto de cómic para hacer tiempo en esa residencia artística.

 

 

Anna Haifisch (Leipzig, 1986) es una de las autoras más listas que podemos leer ahora mismo, sus páginas pasan rapidísimo porque parece que están hechas a vuela pluma y no haga falta detenerse demasiado. Nada más lejos de la realidad, está lleno de capas y de ironía sobre su propio trabajo. Aparecen homenajes veladísimos a historietas clásicas -podría estar inventándome esto de Peanuts-, se apuntan ideas importantes -desde los derechos de autor, la repetición como base del tebeo, el frágil balance entre ambición y tedio que implica toda creación, el absurdo del sistema de becas artísticas, ¡la amistad!- que ya podían encontrarse en The Artist (Reservoir Books, 2017) aquí depurados y sucios. “Deja las páginas guarras y a medio hacer. Molan mucho más así” le dice un ratón al otro, “Que sí, joder. Ahora están vivas y tienen emoción”. Y así es aunque lo digan dos ratones. Uno de los cómics del año.