Dice Crumb que el motivo principal que encaminó su esfuerzo de más de cuatro años para dar lugar a esta obra fue la conciencia de que había que ilustrar el tremendismo, el salvajismo y el sinsentido de lo que paradójicamente es el libro fundacional de una de las religiones que más adeptos ha congregado a lo largo y ancho de su dilatada historia.
Hecha la palabra (de Dios) dibujo quedaría patente la violencia y la fijación por el poder que predomina en este texto que -no lo olvidemos- ha servido y sirve como guía moral para multitudes de personas.
Además de ser la primera piedra de los cimientos de la cultura judeo-cristiana, cultura que en el fondo está en el origen de nuestra propia educación.
Escribe Crumb en el prólogo de la obra, que más que de ‘la palabra de Dios’ este es el libro de ‘la palabra de los hombres’ porque es donde mejor se resumen todas las pulsiones y las líneas generales del comportamiento humano.
Es el ‘Génesis’ un libro donde predomina la crueldad, el castigo, la culpa y donde la mujer aparece ya como el elemento disgresor de la apacible existencia (Eva) del hombre.Casi nada.
Todo este batiburrillo de grotescas estampas le viene como anillo al dedo a Crumb, autor que ha sabido plasmar a golpe de viñetas excesivas los vericuetos y rincones más sucios del alma humana con sus tremebundos dibujos .
De hecho es el colofón perfecto de quién ha escogido la faceta más miserable del ser humano como el objetivo primordial de su trazo preciso y devastador.
Esta adaptación, a diferencia de lo que podríamos llegar a pensar en un principio, es de una coherencia brutal dentro del marco de la obra de Crumb: quién mejor que él para ilustrar los últimas días de ‘Sodoma y Gomorra’ (por citar un ejemplo).
La pregunta más sencilla es la que todavía a día de hoy no sabemos responder (¿de dónde venimos?) y del mismo modo es la que de forma totalmente irracional y sin éxito ninguno persigue responder el ‘Génesis’ mediante un sinfín de parábolas salpicadas de incesticidios, parricidios y violencia de género. Algo que Crumb ha trasladado al lenguaje del cómic con un rigor y un acierto similar al que en su día atesoraron artistas de otras índoles -citamos a unos pocos y de pasada como Pasolini, Pico della Mirandola, John Huston, El Durero,…- mediante sus adaptaciones de los textos sagrados.
Del mismo modo en que Art Spiegelman utilizó el capítulo más horroroso y lamentable de la historia contemporánea (el Holocausto) para dar lugar al que es a día de hoy uno de los puntales del noveno arte (‘Maus’), Crumb ha establecido un nuevo techo en el género con su adaptación del ‘Génesis’ retrocediendo hasta la noche de los tiempos para poner sobre la palestra lo bronco que resulta el origen de todas las cosas según las sagradas escrituras, y sobretodo para ilustrar la disparatada explicación religiosa a lo que es la duda existencial.