A Fermín Solís lo habíamos visto en varias revistas, pero no fue hasta “Los días más largos” que nos dimos cuenta de lo que teníamos delante: un autor capaz de hacernos empatizar con cualquier historia a base de cotidianeidad y un sentido de la narración sencillo y espacioso, casi íntimo. Incluso cuando se atreve con los superhéroes (su participación en “Project: superior”, recogida en el segundo número de “Las pelusas de mi ombligo”) o la serie negra (“Lunas de papel”, su último tebeo). Ha sido favorito desde entonces, por eso ha sido una alegría enviarle unas preguntas y que él nos haya contestado a todo con tanta atención. ¡Muchas gracias Fermín!
Un portaminas y un pincel tipo Pentel. Aunque últimamente también tiro de plumilla y tinta china.
-Has estado en casi todos los campos que puede estarse relacionado con los tebeos. Tenías una tienda, dibujas y guionizas, participas en mil y una revistas y fanzines, has pasado por un montón de editoriales, incluso te has auteditado creo. Tu ritmo de edición casi siempre es altísimo. Muchas veces da la sensación de que no podrías pasar sin hacer tebeos o tener algún tipo de relación con ellos. ¿Podrías explicarnos un poco tu experiencia en cada campo?
Mi experiencia como librero duró unos cinco años. Los dependientes de librerías de comics están hechos de otra pasta. Hay que tener mucho valor y mucha paciencia para lidiar diariamente con distribuidores y clientes y además, hacer hueco para colocar las novedades de manga cada mes. Yo ahora estoy en el otro bando, el de cliente.
La autoedición está bien, pero no aquí en España. El problema es la distribución. Conseguir que un tebeo aislado, que no respalda ninguna editorial conocida, esté en las estanterías es muy difícil, pero si alguien te subvenciona, como fue mi caso, hay que aprovechar, siempre tendrás un tebeo para regalar, yo tengo varias cajas llenas de “Un pie tras otro”.
Por lo demás procuro dibujar bastante, si son tebeos mejor, aunque la ilustración también me tira bastante. Si quiero vivir de esto la cosa funciona así, tienes que estar todo el día dibujando.
-Casi siempre se habla de una serie de autores para hablar de tu obra, pero yo siempre he pensado que algunos de tus álbumes tienen mucho de películas. A veces es sólo cierto aire, pero hay uno en concreto por el que siempre he querido preguntarte. Es “Un pie tras otro”. Me recordó mucho a “La vida soñada de los ángeles”. ¿Tiene algo que ver?
Tiene mucho que ver, el principio, las dos chicas… me gustó mucho esa película cuando la vi en su día, no he vuelto a verla, pero si lo hiciese seguro que me avergonzaba de lo que se parece mi tebeo sobre todo en el arranque, luego ya cada uno tira por su lado. Quería transmitir ese aire de sencillez al cómic, por eso ese trazo suelto, la limpieza, etc. Fue un trabajo muy improvisado, por suerte lo editaba yo.
Sí que es cierto que veo muchísimo más cine que leo tebeos, y mis influencias suelen venir de ahí del cine. Cuando hice “Otra Vida” acababa de leer una densa entrevista a Win Wenders en un número de la revista Los Inrockuptibles y, aunque apenas había visto 2 ó 3 películas suyas, todo el tebeo estaba impregnado de lo que había en esa entrevista y en su cine.
-Me gusta mucho la pagina con el final alternativo a los días más largos que colgaste en tu blog. ¿La gente suele reconocerse en tus tebeos? Cuando empecé a obsesionarme con Jeffrey Brown, me preguntaba si debía enseñar esas historietas a las personas implicadas antes de publicarlas y que debían pensar. ¿Es así en tu caso?
Para hacer este tipo de tebeos que, se supone, se basan en la realidad tienes que retratar a la gente de tu entorno presente o pasado como es mi caso, habrá quien se reconozca en “Los días más largos” y sobre todo en “El año que vimos nevar”. De todas formas soy incapaz de implicarme tanto en las historias autobiográficas como lo hacen gente como Jeffrey Brown, Julie Doucet o Joe Matt.
A mí también me gustaba ese final para Los días más largos pero el editor del tebeo consideró que quedaba mejor sin ella. Quizá hubiese sido un poco “pegote” en el resultado final del libro.
Varias de las historietas de “Las pelusas de mi ombligo” ya habían sido publicadas antes en revistas. Algunas son cosas muy distintas a lo que vemos en tus álbumes, otras parecen anunciar las obras que vendrán. ¿Te tomas esas colaboraciones como una especie de banco de pruebas?
Generalmente sí. Al menos me sirven para hacer cosas diferentes a lo que hago en los álbumes. La revista pretende ser eso un cajón de sastre donde tengan cabida todo tipo de historietas y, de vez en cuando, rescatar alguna que apareció en alguna revista o fanzine.
-Las historietas autobiográficas del segundo número también están mucho más conseguidas. Da la sensación de que te atreves a explicar más cosas, de que empiezas a ir más allá de la anécdota. ¿Va a seguir en esa línea?
Sí, espero seguir en esa línea, aunque, como te decía más arriba no sería capaz de implicarme tanto en las historias como hace por ejemplo Joe Matt. De todas formas no sé cuando sacaré tiempo para hacer el número 3, y eso que tengo la mayoría de las historias escritas.
-En tus tebeos hay muchas referencias musicales. He leído que tocaste en un grupo. ¿Que instrumento tocabas? ¿Todavía haces música?
Tocaba la guitarra eléctrica, era un grupo de rock de garaje llamado La Caverna. Ya apenas toco, sólo de vez en cuando mientras dibujo, siempre recuerdo una frase del libro “Escupiré sobre vuestra tumba” en la que el protagonista decía algo así como que la guitarra te hace vago, porque cuando estás trabajando la coges de vez en cuando para tocar y escaquearte del trabajo. No la recuerdo bien pero venía a decir algo así.
Me llama mucho la atención la idea de grabar y mezclar música en el ordenador. Hoy existen multitud de medios y posibilidades para grabar un disco en casa. Me encantaría grabar algo con el ukelele, con los instrumentos de juguete de mi hijo de dos años, incluso con la Nintendo DS se pueden grabar unas baterías alucinantes, pero me quitaría muchísimo tiempo de dibujar.
-Tu última referencia ha sido un tebeo de serie negra, ahora estás enfrascado en una historieta para niños y siempre has dicho que te gustaría hacer algo con superhéroes. ¿Te interesa el tebeo de género?
Me interesa más la mezcla de géneros. El tebeo de serie negra que he hecho no deja de tener su lado costumbrista con las referencias que suelen aparecer en el resto de mi obra.
-He estado buscando diferencias entre el dibujo de “Lunas de papel” y tus historias anteriores, por aquello que dijiste en tu blog que ahora trabajabas en un formato más grande. Realmente se nota, sobretodo en los interiores de las casas o en cómo se ve la ciudad. ¿Seguirás trabajando en este formato? ¿Habrá más aventuras de Cornelius Moon?
De momento me siento más cómodo en el formato grande sobre todo por lo que dices, puedo añadir más detalles al dibujo. También ahora puedo trabajar a ese formato porque lo hago en mi estudio, antes trabajaba donde podía, a veces incluso en la tienda, y no podía manejar bien el formato A-3 por el reducido espacio del mostrador. También depende del tipo de tebeo que haga. Por ejemplo el de Astro-Ratón y Bombillita que publicará Bang está dibujado con plumilla en A-4 y cada dibujo por separado y luego “mezclado” en la viñeta.
Tengo bastantes anotaciones para escribir una nueva aventura de Cornelius Moon, pero antes tengo bastantes más proyectos que realizar.
-¿Y de Martín Mostaza? Creo que todavía es mi personaje favorito, y tal como acaba “El año que vimos nevar”, me dio la sensación de que podía ser perfectamente como Antoine Doinel o el Paul de Rabagliati.
Sí, a mí me gustaría que creciese, de hecho, en el tercer álbum, que también está escrito, (me parece que tengo demasiadas cosas escritas y poco tiempo para dibujar, tendré que buscar un dibujante) Martín Mostaza ya tiene alrededor de 15 años. Lo que pasa es que me tira mucho el Martín niño, el de “Los días más largos”, yo creo que aún podría contar mucho de esa infancia. Siempre he pretendido que el dibujo de “Los días más largos” tuviese un aspecto similar a los dibujos que yo recuerdo de esa época, es decir, dibujos animados checoslovacos, Sasek, el estudio UPA, Sempé. En esa edad descubres el mundo y esos dibujos que yo descubría de pequeño me marcarían siempre.
Una de las cosas que más me gustaron desde el principio de tus tebeos, es esa forma de acabarlos. Siempre hay algo que se queda en el aire, como si dejases un espacio para que al acabar, los lectores pudiéramos quedarnos pensando en lo que acabamos de leer para acabar pensando en las musarañas. ¿Podrías citarnos algunos de tus finales de tebeos favoritos?
Eso se nota sobre todo en “Dando Tumbos”, casi todas las historias terminan así, bruscamente, pero se trataba de narrar pequeños fragmentos de la vida de diferentes personas. Últimamente voy cerrando más los finales, el de “Lunas de Papel”, por ejemplo, tiene un final totalmente cerrado. En otros casos reconozco que lo he hecho por buscar en el lector una reacción, a veces de fastidio por dejarle “a medias”. A otros como tú, sin embargo le parece genial esa forma de acabar las historias.
No recuerdo especialmente ningún final de tebeo ahora mismo que considere como favorito.
-Hace mucho que usas internet para enseñar tus dibujos y hasta para explicar en que andas o incluso como trabajas. Es muy divertido para cualquier seguidor de tu trabajo poder ver esto, aunque al principio me daba un poco de pena que algunos dibujos acabasen viéndose sólo en la red. Con la publicación de “Solís ilustrado” me quedé un poco más tranquilo. Hacia tiempo que decías que te gustaría hacer un libro con ilustraciones y bocetos. ¿Estas contento de cómo ha quedado? ¿Qué es lo que te interesa de ese formato? ¿Qué opinas de internet como herramienta?
Muy muy contento con el resultado final no estoy. Creo que aún no era el momento de hacer un libro así. Luego tiene alguna deficiencia que otra, por ejemplo no aparece ni mi correo ni la página web, si un cliente que ve el libro quiere pedirme una ilustración tendría que buscarse la vida para contactar conmigo.
A mí internet me sirve sobre todo para estar al tanto de las tendencias y en contacto con otros profesionales, de otra forma lo tendría difícil, sobre todo viviendo en una ciudad pequeña.
Es una pena que no cuajase lo de “Las uvas de la ira” porque tenia muy buena pinta. ¿Que opinas del mundo de los derechos de autor? ¿Tienes muchas más cosas en cartera?
Yo estaba muy ilusionado con ese trabajo, de hecho cuando mostré el trabajo al editor, aparte de las páginas entintadas que se pueden ver en el blog, tenía dibujadas otras 30 a lápiz, casi 50 páginas hechas para nada. El libro estaba planeado para 300 páginas o algo más, ya que era una adaptación muy fiel. Fue un poco decepcionante. Coincidí con Manu Larcenet en Coruña el año pasado y él, que es un gran admirador de la obra de Steinbeck, me dijo que estaba trabajando en la adaptación de “De ratones y hombres” y que le encantaría publicar la mía en la pequeña editorial en la que trabaja, que en Francia no tenía problemas con los derechos de autor. Esto me pareció un poco raro, porque aquí el que iba a ser editor de la obra lo veía muy difícil, que habían estado enterándose del tema y que no era posible. Como ya me había desinflado con el proyecto lo dejé pasar.
En los últimos tiempos se han estado editando tus tebeos en editoriales extranjeras, e incluso has participado en alguna antología como “Project: superior”. ¿Cómo se ha recibido tu obra? ¿Cómo llegaste a esas editoriales?
En algunos casos a través de internet, por ejemplo con Adhouse Books y con La Pasteque, y en otros porque la editorial española vendió los derechos al extranjero. En Estados Unidos se publicó “Un pie tras otro”, pero debió pasar un poco inadvertido porque allí la competencia es brutal.
Has recibido varios premios y alguna ayuda de la Injuve o la Junta de Extremadura. ¿Hasta que punto fueron un empujón en tu carrera?
Lo del Injuve estuvo bien, fue Jesús Moreno el que me animó a participar. Gracias a ese premio se publicó “Los días más largos”. La ayuda de la Junta de Extremadura es anual, la conceden a diferentes artes plásticas, yo la solicité junto a Jesús Bravo y pudimos publicar un tebeo cada uno. El mío fue “Un pie tras otro”.
¿Se puede vivir de dibujar?
Yo al menos sobrevivo.
Igual es una tontería, pero mirando tus tebeos colocados en la estantería, me he dado cuenta de que hasta ahora tenían dos formatos. Uno un poco más pequeño y otro mediano. Este último es más grande, un poco como los del “Señor Jean” de Norma. ¿Sueles pensar en el formato en el que se editará el tebeo cuando lo estas dibujando? ¿Sueles participar en la elección del formato, el papel, etc de las ediciones de tus álbumes?
Sí, pienso mucho en el formato final del libro. Cuando se publicó “Los días más largos” el formato más usual era el de 17×24 cm. Yo quería huir de ese formato y hacer algo diferente. Insistí muchísimo pero nadie quería hacerlo así. Un día di con Ricardo Mena, coeditor del tebeo y él puso todos los medios posibles para editarlo en ese formato. Ricardo tiene una gran visión editorial pero aquí no puede desarrollar casi ninguno de los proyectos que tiene en mente.
La gente de Astiberri también ha sido muy flexible conmigo a la hora de diseñar los tebeos, por ejemplo en “El año que vimos nevar” me dejaron incluir el logo de la editorial con mi propia letra y respetaron el tamaño de la primera parte.