Ezra Claytan Daniels (Sioux City, Iowa, 1979) es escritor y dibujante. Deja su tierra natal con 19 años para ir a estudiar cine y arte en Portland. Es en esa ciudad donde entrará en contacto con el cómic independiente, el de los hermanos Hernández, Daniel Clowes, Chris Ware y Charles Burns, después de criarse leyendo tebeos de Marvel y Frank Miller. Espoleado por el indie, su primera serie autoeditada, The Changers (2003), ciencia ficción de viajes temporales que recibe todo tipo de parabienes y se enfrasca en nuevos proyectos colaborativos y multimedia que van de los videojuegos a la animación. En 2012, publica en formato digital su novela gráfica, Upgrade Soul (2012), otro relato de ciencia ficción que, al mismo tiempo, deviene una experiencia inmersiva con efectos en 3D y banda sonora a cargo del artista multimedia Alexis Gideon.

 

La obra recoge premios tanto en Estados Unidos como en festivales de animación y de cómic de Europa. En 2018, la editorial Lion Forge Comics publica Upgrade Soul en papel y aparece en gran parte de las listas de los mejores cómics del año. Su último trabajo en cómic es este Bottomyards, BTTM FDRS (Bottom Feeders) en su versión en inglés publicada en 2019 por Fantagraphics, ilustrado por Ben Passmore (Great Barrington, Massachusetts, 1983).

Passmore, afincado desde hace años en New Orleans, practica un cómic de alta carga política y social, aunque sus trabajos van desde lo fantástico a lo autobiográfico. Su obra más celebrada es su historieta corta, Your Black Friend, autoeditada en 2016 y luego publicada por Silver Sprocket en 2018. Esta historia fue premiada en la edición de los Ignatz de 2017 y nominada a los premios Eisner en la categoría de mejor número unitario, además de ser adaptada a corto animado. En tan solo 11 páginas, Passmore detalla gran parte de las microagresiones, discriminaciones y tipos de racismo cotidianos que experimentan en Estados Unidos las personas de raza negra en algún momento de sus vidas. El artista lo expone de manera clara y sencilla, de tal manera que incluso el más obtuso representante de raza blanca pueda entenderlo. Passmore se inspiró en el ensayo escrito por Frantz Fanon en 1952, Piel Negra, máscaras blancas (Akal, 2009), una obra que ha ejercido una poderosa influencia sobre el movimiento de los derechos civiles, los movimientos anticoloniales y los movimientos por la conciencia negra de todo el mundo, desde el Black Power hasta los Black Panthers, pasando por buena parte de los movimientos de liberación nacional de África y Asia. 

 

Responsable de su propia cabecera, Daygloayhole, y colaborador habitual de la revista periodística en cómic, The Nib, su último trabajo publicado en el mercado anglófono es Sports is Hell, uno de los títulos que pusieron fin al catálogo de Koyama Press en 2020, el proyecto editorial de Annie Koyama.

En Bottomyards (Nuevo Nueve, 2021) Claytan Daniels y Passmore urden una brillante historia de terror cocinada a fuego lento, como mandan los cánones del género. Hay que tener en cuenta que en su edición original la obra tiene un formato horizontal y el doble de páginas que la edición española. Los autores se toman su tiempo para presentar a los personajes y el entorno en el que tendrán que actuar. Estos son el edificio del barrio deprimido del sur de Chicago y los vecinos que lo habitan: la joven estudiante de moda que quiere independizarse, su amiga blanca, los antiguos inquilinos, el propietario del edificio, el rapero en crisis y la diseñadora de moda superficial. Como en sus otros trabajos, hay en la historia una sólida crítica a la gentrificación, al privilegio de clase y de raza o al narcisismo de la fama, muy bien conectada con la trama de terror lovecraftiano de la historia. De manera acertada, la editorial presenta este trabajo como un cruce entre Déjame Salir de Jordan Peele y La Cosa de John Carpenter.

 

Mucho menos acertada ha sido la decisión de cambiar la portada original por una tan horrorosa como la escogida por la editorial de Ricardo Esteban. Tampoco agrada, aunque no sea tan sangrante, el cambio de formato. Otro aspecto a corregir en futuras ediciones o reimpresiones, si las hay, sería la recuperación de onomatopeyas que desaparecen en la edición española o una rotulación más fiel al original en algunos bocadillos.


En lo gráfico, Passmore demuestra el pleno dominio de sus dotes como dibujante y colorista. El color, con su paleta reducida pero muy bien ajustada, juega un papel fundamental para ambientar los distintos momentos de terror de la historia. Como escribe Iván Galiano, “una paleta que huele a graffiti” y que ya contiene la portada de la edición original. Uno de los títulos que no podéis dejar escapar de la montaña de novedades.