En Rupturas. Los bebés robados del franquismo, Laure Sirieix y Lauri Fernández firman una comprometida obra en torno a sucesos y realidades sobre las que parece haberse corrido un intencionado y tupido velo de silencio hasta prácticamente nuestros días. A través de una historia de indagación en la memoria familiar, la joven adolescente María descubrirá episodios desconocidos del pasado de su abuela, en un relato a través del que las autoras plasmarán la represión padecida por las mujeres en la década de los cincuenta en España, recorriendo desde las vejaciones y humillaciones a las que eran sometidas hasta los diferentes tipos de torturas, tanto físicas como psicológicas, motivadas en gran número de ocasiones por las denuncias de sus vecinos, amigos o familiares. La memoria familiar se fusiona así con la memoria histórica para apuntar la necesidad insoslayable de incorporar al discurso oficial todas las pequeñas voces que configuran la Historia, con mayúscula.
La elección del código cromático supone ya una clara declaración de intenciones desde la misma portada, en la que se subraya en primer lugar, la relevancia del lazo intergeneracional como hilo conductor de la historia a través de las tres mujeres de la familia que irán de forma progresiva desvelando las claves de su relación, pero también constituye una alusión a la bandera republicana que después se repetirá de diferentes formas a lo largo de todo el libro.
Carmen y María, abuela y nieta respectivamente, como mujeres fuertes protagonistas de la obra permiten a Sirieix y Fernández adentrarse en algunas de las dramáticas muestras de la represión franquista en las trayectorias y cuerpos femeninos, desde el retrato de la vida en las cárceles de mujeres a través del encarcelamiento de Carmen en Les Corts, hasta culminar en el robo de sus bebés, arrebatados tras el parto y presentados ante las familias como fallecidos.
Si el alzhéimer constituye el detonante de la pesquisa familiar, la obra se presenta como un consciente ejercicio de lucha contra el olvido, con una nítida voluntad de iluminación de episodios oscuros y de recuperación de la memoria histórica a través de los testimonios de sus víctimas. Frente al discurso oficial, las autoras se centran en dar voz a aquellos testimonios excluidos como parte indispensable para la comprensión de la historia reciente de un país y la denuncia de las atrocidades padecidas.
Gracias a una detallada labor de documentación y a un consciente juego cromático, Rupturas transita del pasado al presente y nos permite vislumbrar la profundidad de las cicatrices indelebles en las trayectorias vitales afectadas, marcadas de forma irreparable. Un cómic que nos recuerda la importancia de conocer el propio linaje como parte de la identidad, pero también de recuperación de la historia reciente y, al tiempo, denuncia un episodio terrorífico de la historia española más reciente sobre el que todavía no se han desvelado todas sus claves: el robo de bebés durante la época franquista.