Julio Cortázar es un autor universal, una de esas figuras de la literatura cuya obra ha traspasado lenguas, países y tiempo. Nacido argentino, muerto francés con profundas convicciones políticas y viajero inagotable. Un autor tan reconocido y carismático suele dar lugar a bastante literatura biográfica, así que esta aproximación gráfica tiene todo su sentido . Jesús Marchamalo (Madrid, 1960), periodista, escritor y gran conocedor de la obra Cortázar  (ha comisariado exposiciones y escrito varios libros) firma junto a Marc Torices (Barcelona, 1989) esta revisión de la vida del autor en viñetas. Aunque la narración sigue  un orden más o menos cronológico, el planteamiento escogido es un tanto peculiar. Si bien se centra en aquellos acontecimientos y hechos vitales que han quedado reflejados en algunos de sus libros. Desde los hechos familiares, sus múltiples viajes, su interés por el jazz, su amor (casi devoción)por París, pasando por las mujeres que poblaron su vida. Mezclado con algunas anécdotas como por ejemplo su gloriosa entrevista con Joaquin Soler Serrano en el programa A Fondo


El encargado de ilustrar todos estos pasajes es Marc Torices, autor que hasta ahora habíamos visto en trabajos más o menos cortos, en Zángano Cómix, o en los Nuevos Románticos que junto a Trabajos de Clase de Ana Galvañ publicó Apa-Apa en 2014.
Podríamos decir que Torices pertenece a esta primera ola de autores salidos de Apa-Apa. Autores que han empezado a producir tebeos tras la eclosión de la novela gráfica, lo que les permite trabajar frente a un paradigma distinto. Es bueno que esta generación de autores de vanguardia encuentren espacio para obras más largas donde poder desarrollar los recursos que han ido mostrando en sus trabajos cortos. En este caso para una obra en que la selección del dibujante ha sido más que acertada. Torices convierte la vida de Cortázar en un relato gráfico lleno de metáforas y soluciones que consiguen evocar y transmitir tanto los ambientes y el carácter del autor como los escenarios de su vida. Y lo hace con recursos que apelan ya a otros referentes: en su caso ya no nos remitimos a Chris Ware, aquí el nombre o la referencia que con más fuerza suena es el de Olivier Schrauwen.

La acertadísima apuesta gráfica de Torices apoyada sobre los conocimientos del (erudito en materia cortazania) Jesús Marchamalo hacen de este Cortázar un grandísimo tebeo capaz de atraer tanto a neófitos como a expertos; capaz de satisfacer a quienes conocen al dedillo los detalles de su vida pero capaz también de provocar la curiosidad de todos aquellos que todavía no conocen el universo de uno de los “más grandes escritores de nuestro tiempo” (Soler Serrano dixit).