El club de las chicas malas es la primera incursión de Ryan Heshka en nuestro mercado de la mano de Autsaider. Una perfecta mezcla de esplendor gráfico unido a la gamberra diversión a la que la editorial nos tiene acostumbrados convenientemente tintado en rosa. Hablamos con su autor, un versatil creador canadiense que diversifica su tiempo entre exposiciones, cortometrajes, cómics y chicas malas.

¿Qué es El club de las chicas malas?

Se trata de una sociedad secreta formada por mujeres que un día fueron pisoteadas y han decidido tomar cartas en el asunto; las consecuencias son caos, disturbios y violencia envuelta en el glamour del Hollywood de los años 50 con un toque de la revista Bizarre. Es mi particular tributo a las maravillosas producciones de serie B y Z de los años 30, 40 y 50 que inspiran mi trabajo en general. A su vez es un tributo a la fuerza y a la libertad de las mujeres, pasadas y presentes.

¿Cómo nace la obra?

Comenzó como un simple boceto, que más adelante convertí en un cuadro en el que escribí Mean Girls Club (El club de las chicas malas). Al poco tiempo fui invitado para montar una instalación en una exposición, necesitaba un concepto, así que empecé a desarrollar a las protagonistas del Club y convertirlas en un cómic. El cómic formó parte de esa exposición y fue el punto de partida para el resto de materiales allí expuestos, se construyó allí mismo la Casa Club a tamaño real, se rodó un cortometraje, hicimos un mural, prints…

En la obra vemos a las chicas llevando las riendas de la historia.

Así es, y a pesar de ser maltratadas y salir magulladas, incluso con alteraciones físicas en el caso de Pinky, acaban triunfando sobre las fuerzas vivas que conspiran contra ellas. La corrección política tiene que echarse a un lado mientras las chicas del club van recorriendo las calles de la ciudad haciendo justicia.

Políticos, policía y religión muestran en la obra su peor cara.

De alguna manera reflejan cómo me sentía en el momento en que escribí el guión. Estaba asqueado, y sigo estándolo, con el poder, la gente que lo detenta y sus decisiones.

En la obra juegas con los estereotipos mezclando el fetichismo del pulp con una imagen muy fuerte y actual de las protagonistas.

Creo que es una mezcla, un equilibrio inconsciente fruto de ese primer cómic del que te hablaba, la grapa anterior al libro. Armé un trabajo que fue mi divertido de llevar a cabo, de ejecutarlo, era entretenido pero a la vez también tenía mala leche y actitud. La verdad es que no me lo curré demasiado pero podía ver cómo afloraban a la superficie mis influencias visuales de todos estos años a través de mis pinceles. La narrativa de la novela gráfica está mucho más elaborada.

Las protagonistas son mujeres poderosas que se unen para poner el mundo a sus pies.

Bueno, sino el mundo, como mínimo su ciudad. Aunque en el epílogo final hay un llamamiento para convocar Clubes de Chicas Malas a nivel mundial, y de paso deja abiertas las puertas para una posible secuela.

La venganza y la traición son los ejes de la obra.

Esos dos elementos estaban ahí desde el primer momento. El guión no va de otra cosa y yo tampoco ejerzo de escritor… yo soy pintor, dibujante… pero sabía que la estructura del libro necesitaba unos huesos fuertes para mantenerse en pie y la venganza y la traición lo son.

El rosa impera en la obra, riéndote de los estereotipos que representa.

He de reconocer que mi mujer me ayudó a seleccionar ese esquema de colores rosa y negro que funciona maravillosamente. El rosa fue una elección acertadísima, tradicionalmente asociado con lo femenino, especialmente con las niñas, de manera que cogía un punto de inocencia. Aunque a su vez esa combinación de rosa y negro hace un combo muy punk, como de portada de disco de los Cramps.

Tu trabajo bebe de la iconografía del American way of life de los años 40 y 50 y el universo de las pin-ups.

Sí, me encanta la estética de los años 30, 40 y 50, es algo que no puedo evitar. De cualquier modo, me gustan las obras contemporáneas en las que, aunque situadas en el pasado, fluye de manera subterránea un mensaje, un sentir, una corriente de modernidad. Ubicar mi cómic en los años 50 además del vestuario, me sirvió también para poder representar los estereotipos, roles y discriminación hacia la mujer, poniendo de manifiesto la incómoda e increíble similitud entre esa época y la nuestra.

En España tu trabajo es conocido a raíz de tu exposición en La Fiambrera. ¿Cómo recuerdas la experiencia?

Fue una inauguración muy agradable, un recibimiento muy cálido, dibujando en vivo y respondiendo a la vez a las preguntas de los asistentes. Era la primera vez que hacía una cosa así en directo, tuvo una cosa de improvisación y espontaneidad muy chula.

La obra nace como fanzine. ¿Cuándo ves que la historia tiene que seguir creciendo?

Cuando supe que iba a ser padre. Puede resultar algo extraño visto desde fuera dada la naturaleza violenta de esta historia. Pero quería hacer un libro protagonizado por estos personajes y de paso un relato con un mensaje para mi futura hija adolescente. El nombre del nuevo fichaje de las Chicas Malas se lo puse tras el nacimiento de mi hija.

La obra crece hasta llegar a las cien páginas. ¿Cómo afrontas una obra de esta envergadura?

Con mucha planificación y economía de recursos. Gran parte del guión fue urdido a las 3 de la mañana mientras paseaba en brazos a mi hija para que volviera a quedarse dormida.

Destaca la cuidada edición de la obra. ¿Hasta que punto te implicas en esta parte del proceso?

He estado muy implicado en todos los aspectos del diseño, excepto en la parte final de lay-out. Nobrow, editores de la versión original en inglés, me dieron mucha libertad con el libro y también me brindaron sugerencias muy oportunas en cuestiones de diseño. Incluso pude elegir el tipo de papel.

¿Proyectos?

El único proyecto de cómic que puedo mencionar por el momento es mi próximo Frog-wife que autopublicaré en risografía y debería salir este mes de agosto. Se trata de una continuación, una prolongación de un cuadro y una historieta que hice hace años. Formará parte de una exposición individual en la Corey Helford Gallery en Los Angeles que se inaugura el 10 de agosto. Ahora mismo estoy en la fase de entintado y la estoy gozando.