La publicación en 2020 de Encrucijadas narrativas: novela gráfica y álbum ilustrado (Ediciones Trea), coordinado por José Manuel Trabado, vino a confirmar lo que muchos damos por sentado: los numerosos puntos de encuentro entre el lenguaje del cómic y el del libro ilustrado, pese a las distintas tradiciones narrativas de las que proceden.

Cuando tengo que explicar el cómic en charlas o formaciones en escuelas o guarderías, recurro a una definición que compartió Anna Juan Cantavella en su imprescindible blog La coleccionista. En una de las publicaciones, Anna Juan comparte una definición de álbum ilustrado, escrita en los 70 por Barbara Bader, que le va como anillo al dedo al cómic:

“A picturebook is text, illustrations, total design; an item of manufacture and a commercial product; a social, cultural, historic document; and foremost, an experience for a child. As an art form it hinges on the interdependence of pictures and words, on the simultaneous display of two facing pages, and on the drama of the turning page”.

La página como espacio escénico, en el que conviven, además, la viñeta y la secuencialidad, en el cómic y muchas veces en el álbum. Otro aspecto, no menos interesante, con el que me encuentro a menudo en el álbum es el doble destinatario: adulto y niño. Algunas de las lecturas que más he disfrutado estos últimos años son cómics o álbumes destinados a un lector infantil. 

A poco que uno tenga algo de sensibilidad y buen gusto, tomará buena nota de cuanto publiquen gente como Carmen Chica y Manuel Marsol, Mari Kanstad Johnsen -Afuera es uno de esos cómics que no puede faltar en ninguna biblioteca-, el colectivo Icinori o Roger Omar en sus acordeones de sueños. Sirvan estos nombres como una mínima muestra del gran abanico de estilos artísticos que pululan por el mercado del ilustrado infantil. 

Acostumbro a estar muy pendiente de las selecciones anuales de la feria de Bolonia  y de White Ravens, el catálogo anual de la biblioteca infantil de Munich (Internationale Jugendbibliothek). 

Dos autoras reconocidas en Bolonia y otros certámenes de libro infantil han llegado estas semanas a nuestras librerías. Me refiero a Noemí Vola y a Beatrice Allemagna. 

Noemí Vola (Bra, Italia, 1993) es una ilustradora graduada en la Academia de Bellas Artes de Bolonia. En 2014 funda Blanca, una revista infantil independiente en la que combina ilustración y cómic. En su trabajo hay un diálogo constante entre estos dos mundos, además de la variable independiente o de la libertad creativa que proporciona la autoedición. En nuestro país ya tuvimos la suerte de disfrutar de su Fi? Això no s’acaba així (Meraki, 2021), libro publicado bajo el paraguas de Planeta Tangerina, el interesante sello portugués. El libro fue premiado, al igual que La desafortunada vida de las lombrices (Libros del Zorro Rojo, 2022), mención especial en la feria de Bolonia de este año. 

Como indica el subtítulo, este libro toma la forma del clásico tratado de historia natural, con las descripciones que adelantan el contenido de cada capítulo y que, como Michael DeForge en Más Allá del Valle de Richard, pone el foco en un mundo aparentemente insignificante y frágil, ignorado por la ciencia, la cultura y la sociedad, para hablar de la condición humana.

Vola no escatima en humor e ironía, para interpelar tanto a los adultos como a los pequeños lectores. No faltan las referencias simbólicas, culturales, las ambigüedades, las referencias políticas o sociales. Son 256 páginas que atrapan y nos recuerdan, con sorna y melancolía, de manera constante, la necesidad de desprendernos de nuestra mirada antropocéntrica. Por salud y modestia

La desafortunada vida de las lombrices - Libros del Zorro Rojo

Ayudan mucho la multitud de dibujos en rosa y la traducción al castellano de Isabel Borrego y la de Francesc Massana al catalán.

Más oscura y adulta es la adaptación del cuento de Blancanieves de los Hermanos Grimm que ha hecho la paisana de Vola, residente en París desde hace años, Beatrice Allemagna. 

Beatrice Alemagna (Bolonia, 1973) de pequeña admiraba los libros de Gianni Rodari, las aventuras de Pippi Calzaslargas y los diseños de Bruno Munari. Decidió en ese momento que se dedicaría a la escritura y la pintura. Tras estudiar diseño y comunicación visual en el ISIA Urbino, en 1996 ganó el primer premio en el concurso de ilustración Figures futures del Salon du Livre et de la Presse Jeunesse, Montreuil; en 2000, ganó el Prix Attention Talent-Fnac; en 2002, el Prix Octogones. En 2007, consiguió una mención en el Bologna Ragazzi Award. Ha publicado 29 álbumes propios además de ilustrar obras de escritores como Apollinaire, Queneau, Huxley, Grossman, Dahl o Rodari.

 

Adiós, Blancanieves: Combel Editorial

 

Adiós Blancanieves (Combel, 2022) nos presenta una interpretación muy personal del clásico cuento desde su vertiente más oscura, el de la reina malvada. En esta historia, la reina comparte su dolor a causa de los celos que siente hacia Blancanieves, así como su deseo de venganza, hasta llegar a un final que mantiene la crudeza del cuento original. La artista consigue sacudir la larga sombra de la adaptación de Disney y nos presenta una adaptación de gran formato, sumamente rica a nivel gráfico, con texturas, collage, pinceladas y aguadas que saltan de la página y aprisionan al lector. Un festín que recuerda la cita de Rainer María Rilke escrita en la contraportada: “la belleza no es más que la primera capa de lo terrible”. La edición de Combel, con traducción de Bel Olid, es impresionante en cuanto a tamaño y calidad de reproducción.

En este vídeo, la autora explica muy bien su proceso creativo en esta obra:

https://www.instagram.com/reel/CkSjAUjjdX7/?utm_source=ig_web_copy_link

Dos trabajos que nos demuestran el excelente estado de salud y los puntos en común que comparten el álbum y el cómic. Lecturas que requieren tiempo y ofrecen a cambio buenas dosis de revisionado e inmersión. Ideal para regalar en cualquier momento y a cualquier edad.