Gigamesh ha tenido la osadía de publicar en castellano una obra llamada a quedar como una de las importantes del género ci-fi: Space Riders, de Fabian Rangel Jr. y Alexis Ziritt. Una space opera de manual donde se citan desde el Howard Chaykin de los años setenta hasta el George Lucas de Star Wars, la original, pasando por el Walter Simonson de Starslammers.
Posibles influencias bañadas, eso sí, por la iconoclastia y el humor salvaje de, por ejemplo, el Pudridero de Johnny Ryan (sin llegar a las cotas de salvajismo de esa fabulosa barrabasada… digamos que Rangel y Ziritt son Descendents, y Ryan los Big Black). Con un toque sexualizado que evoca a Metal Hurlant en su cosificación de héroes y heroínas, sustituyendo la Fuerza por la Testosterona, gañán y divertido, Space Riders gustará tanto a los que aprecien el cómic más indie (o a cierta corriente: Santiago García hablaba hace años de los primitivos cósmicos, al que esta historia se puede adscribir) como a quienes alucinan con los delirios espaciales de Jack Kirby. De hecho en sus páginas encontramos algunas ideas dignas del creador del Cuarto Mundo, Galactus y los Celestiales.