Hasta hace poco David Mazzuchelli era conocido sobretodo por su faceta como dibujante de cómics de superhéroes. Su notoriedad traspasó levemente el mundillo de los superpoderes cuando junto a Frank Miller firmó uno de los más insignies capítulos de Batman (‘Batman año uno’, Planeta de Agostini), cómic que ratificó de forma masiva el talento que el tandem Miller-Mazzuchelli ya había demostrado con creces cuando se hicieron cargo de Daredevil.
La brillante (quizás una de las mejores que ha dado el cómic) adaptación que realizó junto a Paul Karasik del libro la ‘Ciudad de Cristal’ de Paul Auster le catapultó definitivamente.
Mazzuchelli acaba de publicar ahora su primera novela gráfica (sic) en la que se responsabiliza tanto del guión como del dibujo y créanme que se trata de una obra que promete consolidarle en la primera línea de fuego. Estamos ante uno de esos tebeos que ‘reformulan’ el tópico de ‘novela gráfica’ y que además son capaces de reinventar con cada una de sus múltiples ocurrencias narrativas el lenguaje del cómic.
Desde el sencillo recurso de utilizar determinados colores para los recuerdos y otros para el presente hasta el uso de diferentes tipos de letra para las palabras de cada uno de sus personajes. La manera de dibujarlos en función de sus estado de ánimo, la composición de una página y de la página sucesiva para conseguir lo que es la perfecta recreación de un recuerdo (:la escena en la que Asterios Polyp sufre un pequeño dolor en la planta del pie que le recuerda otro episodio de su vida exactamente igual es un auténtico prodigio).
Y es que la puesta de largo de Mazzuchelli como autor y dibujante de una misma obra es un envite de dimensiones argumentales muy pretenciosas que el autor resuelve con genial y total magisterio.
Asterios Polyp un reputado arquitecto se ve sorprendido una noche por el incendio de su casa provocado por un fulgurante rayo; la accidental circunstancia le llevará a romper con su anterior vida y a comenzar de cero eludiendo la sombra del esteta que fue para convertirle en mecánico en una pequeña población.
Acogido en el seno de una familia (aparentemente) normal y corriente, Asterios revive algunos de los episodios de su ‘anterior’ vida haciendo especial hincapié en su reciente experiencia amorosa y siempre perseguido por la dualidad entre el bien y el mal. No será hasta después de ‘descender’ al territorio de la rutina de una persona vulgar que Asterios tomará conciencia de lo muy apartado que estaba de las cosas que realmente importan.
Hoy, que justamente acabamos de ser testigos de una polémica que gira en torno al valor artístico de los cómics este trabajo en el que Mazzuchelli lanza entre viñeta y viñeta grandes temas para la reflexión con una naturalidad pasmosa y mediante un lenguaje que demuestra dominar a la perfección, pone de manifiesto que en muchos casos lo que atribuye un valor artístico a una determinada obra no viene dado por la disciplina en la que se enmarca, si no que viene dado por su capacidad para sacudir emocionalmente.