Una de las cosas que posiblemente más diga sobre la idiosincrasia de un país es lo que hace la gente en su tiempo libre, sobretodo en los periodos vacacionales, todo un reflejo de la sociedad. Tanto es así que en torno a las vacaciones se han generado una serie de escenarios veraniegos comunes que ya forman parte de la cultura popular. Y uno de los más típicos por estos lares es el regreso al pueblo, una vuelta a las raíces, a la visita a los parientes, y a un retiro más o menos económico en un ambiente más relajado que el día a día de las grandes ciudades. Lo de ir al pueblo dependiendo de la edad puede ser el acontecimiento más esperado del año o una terrible tortura. Pero para muchos significa reencuentros con amistades de siempre y muchas aventuras. Ese es el espíritu con el que Olivia inicia sus vacaciones en el pueblo de su abuela, volver a encontrarse con sus amigos y compartir nuevas experiencias.
Un pequeño pueblo idílico, con sus playas y su zona de bosque y río donde bañarse. Donde parece que hay algún tipo de fenómeno extraño, que desde luego va a levantar el interés de la protagonista, toda una fan del fenómeno ovni. Sus amigos no están tanto por los temas paranormales, están justo en esa edad en el que se empieza a experimentar con cosas de adultos, las primeras cervezas a escondidas, los primeros besos, y buscar el mejor punto para pillar wifi con el móvil. Diferentes intereses, diferentes formas de crecer y a esto se le añade un misterioso secreto en el grupo que puede cambiarlo todo. ¿Podrá el poder de la amistad superar un verano lleno de misterios, apagones y móviles sin batería?
Cristina Triana (Barcelona, 19992) teje en Starman una obra juvenil, en torno a la amistad, que juega con el costumbrismo de siempre actualizado a para las nuevas generaciones y le añade la sal de los misterios estelares inspirado en la canción del mismo título de David Bowie. Y es que el primer amor a la larga siempre puede parecer una cosa algo marciana, y eso tiene mucho juego. Así consigue una historia que resulta muy fresca, con un dibujo detallado y vitalista, que tiene mucho de inspiración en el mundo del manga, algo que generacionalmente es muy habitual, y que se nota en el cómic en cosas como el cuidado diseño de las prendas de los protagonistas, y cómo ayudan a definir sus personalidades a pesar de que cambien día a día. Un cómic para un público juvenil en la línea de los que hace Raina Telgemeier, que ha cambiado la industria del cómic en los Estados Unidos, y que ha recuperado un nicho de lectores que estaban olvidados. Triana adapta esa influencia y la trae a nuestros usos y costumbres, sumando otro título a la potente línea de cómic juvenil que está creando Sapristi. Cómic juvenil fresco y de calidad apto para todas las edades.