Mads está feliz con su vida de estudiante de instituto católico. Sale con sus amigas, va a los partidos de béisbol con su padre y sus colegas y, a veces, también se besa con chicos. Sin embargo, todo empieza a cambiar cuando descubre que su padre esconde un secreto. Al principio todo apunta a una infidelidad, pero a medida que Mads investiga, parece algo más oscuro. Además, empiezan a surgir ciertos roces con sus amigas: con Laura no termina de conectar, el hermano de Laura, Adam, no para de tirarle los trastos y Cat parece estar colada por él. Sorprendentemente, Mads se da cuenta de que a quien ella quiere besar es a Cat.
En El beso número 8 nos encontramos varios temas entretejidos. Por un lado el descubrimiento de Mads de su propia sexualidad, por otro, el opresivo ambiente religioso de sus familiares y del entorno escolar y por último, pero no por ello menos importante, el secreto de su padre. Mads resulta ser un personaje bastante complejo. En ella encontramos a una adolescente llena de dudas y contradicciones que está descubriendo el mundo. No siempre tomará las mejores decisiones y más de una vez se meterá en líos por razones algo absurdas. Sin embargo, esta imperfecciones dotan al personaje de credibilidad y de tridimensionalidad.
El cómic lo escribe la estadounidense Colleen AF Venable (Walden, New York), con una notable carrera como diseñadora gráfica para First Second y autora de una serie de novelas gráficas infantiles de éxito en Estados Unidos, que han sido nominadas en los premios Eisner. El dibujo va a cargo de la californiana Ellen T Creenshaw, colaboradora regular en The Nib, la publicación periodística en formato cómic de referencia en el mercado anglosajón. El beso número 8, es su primera novela gráfica. El dibujo de Creenshaw es muy suelto y fresco. Con tinta negra para la línea y aguadas para el color. Da mucha sensación de fluidez y dinamismo, los personajes son muy expresivos y están bien diferenciados en tipos de cuerpo y cara. La composición de página es compleja, bastante acorde con un argumento denso lleno de diálogos y giros de guión.
El beso número 8 es una lectura rápida que atrapa. Los eventos se suceden sin descanso y tienden al dramatismo. Quizás sus autoras podrían haber cuidado un poco más la forma de tratar algunos temas y se echan de menos momentos más pausados, para que la trama pueda respirar. A pesar de estas imperfecciones, sigue siendo un cómic más que recomendable.