La historieta a modo de epílogo que incluye esta edición integral, y que aparecía en la versión original del primer número de Odio, es bastante esclarecedora en cuanto a la génesis de la serie.
Aparecen en un isla, la Isla del Odio, Peter Bagge, Kim Thompson y Gary Groth (estos dos últimos capos y mandamases de la editorial Fantagraphics).
Bagge angustiando por no saber muy bien como encaminar sus nuevas historias pregunta constantemente a sus editores, las respuestas vagas y el pasotismo generan la histeria en el autor. Se pone a remover sus anteriores tebeos (en concreto los primeros números de Mundo Idiota) y afirma: “…¡Mirad esta basura! ¡Dibujo como un mecánico subnormal!…¿¡por qué razón iba a querer nadie mirar esta porquería!? ”. Más tarde, cuando Gary Groth decide utilizar una taza de wáter como representación alegórica de los 80 y volarla por los aires reventado toda la isla en el intento, Peter Bagge y Kim Thompson salen disparados por las alturas y este último le dice a Bagge:
“Los cómics que se centran en un personaje tienden a venderse mejor…porque es más fácil identificar el nombre o algo así…”.
Así que ahí lo tienen, Buddy Bradley y Odio nacieron de la explosión de la taza de wáter que resultaron ser los años 80.
La primera entrega de Odio Integral reúne en un único tomo los volúmenes 1, 2 y parte del 3 de la serie Odio. Ocasión perfecta para hacerse de forma cómoda con el corpus de una de las más grandes e indispensables series del tebeo americano de los últimos años.
Odio arranca justo en el momento en que Buddy Bradley -su protagonista- decide dejar a su familia y a su New Jersey natal para mudarse a la capital del grunge: Seattle.
En estas primeras páginas descubriremos a sus compañeros de piso; el Apestoso (que hace bastante honor a su nombre tanto en sentido literal como figurado) y a George Hamilton Tercero, un auténtico bicho y toda una mina de personaje: negro arrepentido y con manía persecutoria.
Al margen del tremebundo capítulo introductorio, en Odio Integral, se incluyen también momentos históricos de la serie como la visita del hermano de Buddy (convertido en marine alcohólico e improductivo), las primeras citas con Valérie o el impagable momento en que Buddy conoce a sus futuros Suegros.
Para los no iniciados este Integral supone una ocasión perfecta para entrar en el maravilloso mundo de los noventa de la mano de Buddy Bradley en el contexto de la aburridisíma Seattle, ciudad que además de abrirle los brazos al bueno de Buddy encumbró el momento álgido musical de por aquel entonces.