Tif y Tondu son patrimonio de la historieta belga, miembros históricos de la escudería Dupuis, que debutaron en la principal revista de la editorial (Le journal de Spirou) al mismo tiempo que lo hacía el propio Spirou de la mano de Rob-Vel. Fueron creados en 1938 por Fernand Dineur, quien firmaría casi una treintena de aventuras hasta que en 1951 sería definitivamente relevado. De entre todos los autores que se harían cargo más adelante, el más destacado fue Will (Willy Maltaite, Anthée, 1927 – La Hulpe, 2000), responsable de los dibujos de la colección durante más de cuarenta años y que, a la larga, ligaría su nombre al de aquellos personajes.
Dentro de esa extensísima trayectoria, la etapa más interesante es posiblemente la que Dolmen ha elegido para iniciar su publicación en castellano. Los álbumes que conforman este integral son los primeros con guiones del histórico Maurice Tillieux (Huy, 1921 – Niza, 1978). Su desembarco en Tif et Tondu supuso un giro progresivo hacia el policiaco al traspasar con éxito el espíritu noir de su serie estrella Gil Jourdan. Esa deriva hacia el thriller se iría consolidando con el tiempo y, aunque ya se puede apreciar en El faro maldito, la tercera de las historietas que se incluyen en este tomo de presentación, será más evidente en entregas posteriores (Les Ressuscités o Tif et Tondu à New York).
Gran parte del éxito de ese cambio paulatino radicará en el talento de Will para las ambientaciones, su maestría para las escenas nocturnas y su capacidad para los fondos, que congenian con naturalidad con la comicidad de los protagonistas. Y son posiblemente esos elementos los que permiten que haya aguantado mejor el paso del tiempo, a pesar de la ingenuidad de algunas de las tramas o la caracterización del principal rol femenino presente en la serie.
Muy de acuerdo en el gran -y poco reconocido- papel de Will Maltaite en el éxito artístico de esta serie.