Después de seis largos años, La Cúpula retoma la publicación de las historias de Gabrielle Bell (Londres, 1976). Este Voyeurs, publicado originalmente en 2012, recopila viñetas que la dibujante usó previamente en compilaciones varias, minicómics y en su web. En el momento de darle forma de libro, Bell cambió de editor (Drawn & Quarterly) y pasó a publicar sus libros en Uncivilized Books, la pequeña editorial de Tom Kaczynski, con quien sigue publicando su obra en la actualidad. Este cambio editorial coincide con un periodo de madurez de la autora, de pleno dominio de su estilo de línea clara, del formato de seis viñetas por página y de las convenciones del género autobiográfico.

En el prólogo del libro, el responsable del fanzine punk Cometbus, Aaron Cometbus, destaca de Bell, a quién conoció con doce años, su educación selvática y su timidez, que se vieron reforzadas por el entorno natural en el que vivía durante su infancia en California. Ese contacto con la naturaleza salvaje y la fabulación montaraz perviven en la Bell adulta, aunque sus historias transcurran en Brooklyn, donde vive, o en otras ciudades, donde viaja por motivos personales o profesionales.
“Uso la ficción para enmarcar la historia y aconseguir mayor verosimilitud. Me encanta ser mi propio personaje y ponerme en situaciones ficticias. Todo me parece ficción o, simplemente, distintas versiones de la realidad”, respondía Gabrielle Bell a finales de 2012, durante la promoción del libro. Ahí reside una de sus virtudes, la capacidad de transformar lo común y corriente en experiencias chocantes y alucinadas.

Bell convierte cualquier pequeña cotidianidad en una experiencia rara y única. Como ejemplo, la historieta de 8 páginas en la que fabula su supuesta adaptación del manifiesto S.C.U.M. de Valerie Solanas para una antologia feminista. Relato hilarante en el que la autora en tan solo 8 páginas nos habla de su madre, su infancia, su família y de su propio aprendizaje. Enmascara el género autobiográfico y usa el humor de una manera muy especial.

Bell convierte cualquier pequeña cotidianidad en una experiencia rara y única

Para Bell el humor es una actitud, un paraguas en el que cabe el fanfarroneo, la retranca, la traición, el escarnio propio y ajeno, la martingala, el llevar la contraria, la resignación, la disolución, la incomparecencia y la histeria.
Nosotros, mirones lectores, formamos parte de esta obra bufa de la que también participan amigos, ex parejas y colegas de profesión. Hay que buscar un buen sillón orejero, porque hay mucha tela que cortar en este libro, uno de los cómics del año.
Pequeño tirón de orejas a La Cúpula por la portada y la rotulación, cuestiones a enmendar cuando se animen a publicar los dos libros que siguen a este Voyeurs. Esperemos que sea pronto, Gabrielle Bell lo merece.