Tópico de tópicos del tebeo indie, a estas alturas es difícil encontrar un tebeo autobiográfico capaz de hacernos arquear las cejas. Desde nuestros Fermín Solís o Ferran Esteve hasta Jeffrey Brown, John Porcellino, Yoshihiro Tatsumi, Chester Brown, Lewis Trondheim, Dupuy y Berberian… un nuevo viejo paradigma, obras emocionantísimas a uno y otro lado del mundo y también obras medianas, tebeos que caen simpáticos y lecturas en diagonal hasta la saturación.
“BFF” es un librito que recopila casi todo los publicado en el fanzine Brain Fag entre 1999 y 2007. Un montón de historietas autobiográficas del norteamericano Nate Beaty. En sus páginas encontraremos desencuentros amorosos, problemas de trabajo, gatos, dudas, alegrías, alguna aventura forjadora de carácter… Todo lo que cabria esperar de un fanzine autobiográfico al uso. Pero Brainfag no es un fanzine autobiográfico al uso ni Nate Beaty otro ejemplo de pusilanimidad indie.
¿Y que es lo que hace a Nate Beaty distinto? Como en las mejores obras autobiográficas de los últimos 20 años, en sus páginas hay un equilibrio casi perfecto entre humor y amargura, es cascarrabias y frágil, todas esas cosas no hace falta explicarlas. Lo que diferencia a Nate Beaty del resto es que a medida que se avanza en la lectura del tomo, de fanzine a fanzine, cuesta creer que el autor de todas sus páginas sea el mismo. No por disperso, sino por todo lo contrario: en su búsqueda de cómo explicar su propia historia, sus dudas estéticas, es donde encontramos al autor único. De tebeo a tebeo parece replantearse a si mismo constantemente no sólo a nivel personal. Ningún fanzine tiene el mismo esqueleto, pasa de seis paneles por página exactamente iguales al desorden absoluto, un dibujo por página (casi postales), llenando la página de tinta o dejando que cada viñeta respire. Eso por lo que respecta a la estructura de cada página entre un número y otro, porque ni siquiera parece el mismo dibujante: pasa por distintos grados de realismo, por la caricatura, dibujos sucios y personajes estilizados, de dibujarse a si mismo con nariz de cerdo a casi parecer un personaje salido de un tebeo de Drawn & Quarterly de principios de los 90. Una personalidad propia perdida en la búsqueda de un discurso: un gran hallazgo.