Anabel Colazo (Ibiza, 1993) entregó uno de los mejores tebeos del 2017, Encuentros cercanos (La Cúpula), un artefacto forteano en toda regla, centrado en como este tipo de experiencias afectan a las personas y su impacto en la sociedad. Miembro del grupo motor del extinto fanzine Nimio (premio mejor fanzine en el Saló del Còmic de Barcelona de 2016), Colazo encuentra tiempo, entre proyecto y proyecto, para responder este cuestionario y deja caer algunas apreciaciones más que pertinentes. Mientras nos llega su próximo cómic, esperemos que pronto, os recomiendo recuperar El cristal imposible (DeHavilland, 2015), su debut en la historieta de mayor extensión.
¿Cuál es el último cómic que has leído?
En un rayo de sol, de Tillie Walden. Huelga decir que todo lo que hace Tillie está a años luz de lo que yo podría llegar a concluir que es dibujar y aprendo un montón con cada página. ¡Me alegro un mucho de vivir en la misma linea temporal que ella!
¿Qué autor/a de cómic no tiene el reconocimiento que se merece?
Supongo que nunca me parecerá justo el reconocimiento que tiene Taiyou Matsumoto en España, e incluso este pasado mes de enero con toda la visibilización que hubo de su obra en Angoulême no me dio la sensación de que tuviese suficiente repercusión. Por supuesto, podría hablar de otros autores como Fumiyo Kouno: sus cómics son preciosos y considero que es un referente para mi, pero solo tiene dos obras publicadas en España. Y luego esta Fumiko Takano, que es la gran autora pendiente en este país, me parece increíble que no haya ninguna obra suya editada aquí. Ambas son autoras tan prolíficas como Matsumoto y apenas hemos leído nada de ellas…
¿Con qué cómic reconocido unánimemente eres incapaz de conectar?
Diría que con cualquier cómic de superhéroes (¡no será por no intentarlo!), pero la verdad es que en general nunca he llegado a ningún cómic de la gran industria estadounidense que me pareciese maravilloso. Recuerdo haber leído los primeros volúmenes de Saga y aburrirme muchísimo.
Tienes la posibilidad de enviarte un cómic, el que sea, a ti misma cuando tenías 14 años. ¿Cuál es ese cómic?
Sunny de Taiyou Matsumoto, aunque quizás a esa edad disfrutaría más con Tekkon Kinkreet; mejor ese último. Me enviaría hasta una página de cómic suelta si fuese de Taiyou Matsumoto, la verdad.
¿Qué cambiarías de la industria del cómic en nuestro país?
Que la mayor parte del control de la industria se encuentre en manos de las distribuidoras, si es que lo podemos llamar industria. Hay tan pocos lectores ahí fuera que no creo que sea correcto denominarlo de esa manera. Al final es un problema estructural: solo hace falta comparar el valor de la cultura aquí con el que tiene en Francia. Tampoco es una sorpresa para nadie.
¿Cuál ha sido el momento en el que has estado más cerca de dejar la historieta?
Hace apenas 5 años que he comenzado, todavía no he tenido esa crisis.
¿Cuál ha sido el mejor consejo que te han dado sobre esto de hacer tebeos?
No suelo escuchar mucho a la gente, pero un consejo que me repito mucho a mi misma es imponer a la gente lo que a ti te gusta, no dibujar y contar cosas que piensas que podrían gustar si a ti te dan igual.
¿Cuál ha sido la peor decisión que has tomado en tu carrera?
Estar mis dos primeros años de estudiante pivotando entre si quería o no hacer cómic. Ojalá me hubiese acercado al Club de Cómic de Bellas Artes (el origen de todos mis males) antes, la verdad.
¿Qué opina tu familia de tu trabajo?
Supongo que no acaban de entender lo que hago… Creo que se piensan que me autoedito y eso. Yo no hablo mucho de ello, aunque la verdad es que no me comunico nada bien en ese entorno.
Tienes la posibilidad de revivir un personaje extinto de tu tradición historietística. ¿Cuál sería?
Resucitar antiguas tramas, sagas, películas, cómics o personajes es la peor manera de construir cultura (muy hater, soy consciente). Lo que esta muerto, que así sea. La otra respuesta a esta pregunta es “Naruto de joven”.