El Kung-fu, un arte marcial de leyenda, que ha calado en el imaginario cultural occidental de manera profunda. Quizá fue Bruce Lee, quizá David Carradine y su mítica serie televisiva de los 70, y toda la Kung-fu explotation que siguió. Los más veteranos del lugar, sin duda, recuerdan los tebeos de El Cuervo de José Ortiz, o han bailado el Kung Fu Fighting de Carl Douglas. Pero es destacable la concepción occidental del género en sí, que pasa de la figura del luchador poderoso, dominador de un arte secreto -vamos, el típico macho alfa-, en el que las artes marciales tienen un punto de superación personal, de empoderar al débil para dotarlo de la capacidad de derrotar a un enemigo más grande, más fuerte, siempre supuestamente superior. Así que las artes marciales y el Kung-fu, al final, son una herramienta de empoderamiento.
Lluvia de primavera es precisamente eso, una historia de empoderamiento basada en las leyendas del Kung-fu. Chun Yu es una joven que se queda huérfana y tiene que ir a vivir con su tío al que ayuda en una pequeña tienda. Inevitablemente se tropieza con Wong el Tigre, un mafioso extorsionador que decide que Chun Yu es la candidata ideal para casarse con él. Por fortuna, el destino de Chun Yu se cruza con Shue Mei una poderosa monja guerrera que le ayudará, pero no luchando por ella, sino enseñándole a librar sus propias batallas. Paolina Baruchello traductora y apasionada del kung-fu y sus leyendas, y el ilustrador Andrea Rivola debutaron en 2015 con este cómic para todos los públicos que rebosa sororidad y empoderamiento, términos que hoy en día destacan para encuadrar historias de solidaridad y superación personal. Pero es que es importante que esas historias vayan más allá del simple protagonismo femenino y, como en este caso, den un giro y una nueva visión, más feminista, más acorde a una nueva sociedad. Y es importante que las nuevas generaciones puedan acceder a este tipo de historias, que mantienen la esencia de las leyendas de Kung-fu, pero superando estereotipos ya caducos. Y todo con una forma delicada, de cuento, y con un dibujo en blanco y negro que Rivola hace semblante a una mezcla de dibujo a lápiz y trazo de carboncillo, dándole una masa etérea que se ajusta al tono de leyenda del relato.
Un tebeo para jóvenes que transmite grandes valores a través del Kung-fu y entronca con una tradición occidental, actualizada a nuevos paradigmas y que es una nueva y buena muestra del actual cómic italiano, especialidad de Liana editorial.
